Ven, Espíritu Santo,
del Padre y el Hijo, Amor.
Crea en el mundo
lo que el Padre no creó.
Salva en nosotros
lo que el Hijo no salvó.
Protege,
Protector;
renueva,
Innovador;
difunde,
Difusor,
los dones y los frutos
del árbol trinitario
redentor:
los que el Padre y el Hijo dejaron
a tu aliento inspirador.
Consuela, Espíritu Divino,
Oh, Consolador,
a los hombres que buscan cada día
la presencia graciosa
de Dios.
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