Ya es hora de recordar al ilustre bilbaíno José Miguel de Azaola, muerto en Alcalá de Henares (qué feliz elección), donde vivía últimamente, el pasado día 10, a los 90 años de edad. Azaola -y no Azarola, como escriben algunos indoctos comentaristas- fue desde joven un vasco cultísimo y activísimo: fundador de revistas, instituciones y grupos literarios y cívicos; escritor; historiador; politólogo; europeista ferviente, sobre todo tras su estancia en Suiza, donde estudió e hizo su tesis doctoral. Dos de sus pasiones han sido Europa y Unamuno, y su tercera, tal vez la primera: Vasconia. Sus tres tomos de Vasconia y su destino, publicados en Revista de Occidente, entre los difíciles años 1973-76, son un verdadero capolavoro, una obra maestra. Fueron durante mucho tiempo para mi una obra de estudio y de consulta, y lo sigue siendo hoy. Conoci a don José Miguel en su casa de Leoz (Valdorba) y en Pamplona en los años 1980-82, siendo yo presidente del Parlamento de Navarra y senador. Hablamos mucho. No sé si su convicción sobre la Vasconia políticamente unida y mi convicción contraria, visto lo que ya habíamos visto, nos alejó después. Lamento demasiado tarde no haber seguir tratándole en los años posteriores. Era un sabio. Me quedan todavía muchas de sus páginas para encontrarle de nuevo y seguir aprendiendo de él.