Hoy toca, como estaba previsto, la legalización del suicidio asistido, una especie del género eutanasia activa. Mañana o pasado mañana, otras especies del mismo género. No dirá nadie que el comienzo de curso no está siendo apasionante. Sólo falta que tras cada uno de los proyectos políticos y sus adjuntas comisiones de expertos, nos pongan una película correspondiente de estreno, de las de siempre, incluso de género: Los girasoles rotos, Che el argentino, o, para poner más sangre, intriga y una lucha sonora entre las gentes de la derecha, los Alba y los Mendoza de la Cerda, por ejemplo, con el duque, la bella y desafortunada princesa de Éboli –la hembra– y el superdotado Antonio Pérez, que revolucionó Aragón y conmovió Francia e Inglaterra…, La conjura de El Escorial.