* Qué carácter, que dominio de la vida y de las cosas, en este Retrato de mujer casada, de Antonio Moro, sentada sobre el trono familiar y seguramente mercantil, desconfiada y vigilante, con sus manos anilladas y posesivas. Hasta el perrito faldero no es ya sólo símbolo de lealtad, sino de guardia y defensa de lo suyo.
* Qué turbador y turbado el Muchacho con turbante, de Sweerts, con su ramo-ofrenda de camelias en la mano derecha.
* Joan Miró no sólo redujo las figuras corporales a líneas y colores, sino, en su última etapa, a células y hasta a moléculas, coloridas y llenas de energía, removiendo el universo.
* ¿Qué le costaba al pintor de La visita inoportuna, haber cerrado la puerta, mientras retrataba a su esplendente modelo desnuda? Pero al verdadero autor de la pintura, Eduardo Zamacois, el motivo novelístico hacía muy atractivo el título.