Racistas que somos

Son cinco jóvenes inmigrantes que viven en Pamplona y hablan en una mesa redonda. El deportista australiano de waterpolo no tiene problema alguno. El estudiante rumano cree que Pamplona no es racista y que la gente es amable y acogedora, aunque sabe que lo tiene más fácil porque es blanco. La universitaria de Taiwán dice que la gente es muy amable, pero que le mira mucho porque hay pocas taiwanesas (querrá decir chinas) como ella; no sabe cómo tener amigos de aqui, porque nunca sabe cuándo puede saludarles. Al carpintero de la República del Congo, voluntario de la Cruz Roja que enseña castellano a los africanos, le impresiona mucho la importancia que se da al color de la piel; le miran en la calle o en el autobús y se pone nervioso; cree que en Pamplona no se es racista, pero que queda mucho por hacer. En cambio la bachillera boliviana de 17 años, la única de los cinco que habla español como la gente de Pamplona y es, además, guapa, no tiene pelos en la lengua y donde otros insinúan, ella asevera: Aquí los adultos en general son muy racistas e hipócritas. Y a los jóvenes les cuesta abrir su cuadrilla a gente de fuera. Por eso hay que saber aprovechar las pocas oportunidades que te da alguien cuando se abre a ti. Los pamploneses tienen que aprender a tratarnos como a uno más y no culparnos de todo.- Ahí queda eso.