Estos días oímos y leemos decir y escribir, repectivamente, frases como Navarra ante todo, Ante todo Navarra, Navarra es lo más importante. Años atrás habíamos oído y leído también: España, lo único importante. Y mucho antes: Todos para Euskadi y Euskadi para Dios. Para no evocar el Tutto per lo Stato o el Deutschland über alles (Alemania sobre todo) de los años veinte y treinta. Como se ve, las palabras lo revelan bien: todo, todos, ante todo, lo más y lo único importante. El patriotismo dice mucho, muy (amor, servicio, lealtad). El nacionalismo dice: todo. Incluso el nacionalismo que se dice patriótico, que no quiere ser ni exaltado ni exacerbado, que no es ni quiere ser soberanista, separatista e independentista, se aleja del sereno y virtuoso patriotismo por su connotación ideológica y política, por su exceso y su cortedad de miras: la nación, la región, el país, el estado… es el principal interés e ideal, el valor superior. No este o aquel valor o conjunto de valores, este o aquel proyecto, esta o la otra reforma, estos o aquellos derechos y deberes en este país o en todos, no. Mi región, mi país, mi nación, mi estado sobre todo. Y luego… se llaman (creyendo que se descalifican) unos a otros nacionalistas.