Temo cada vez más no sólo un nuevo excidio etarra, sino también las necedades que se dicen y escriben tras cada uno de ellos. Lo primero que he encontrado en el primer periódico digital que he visto hoy, tras el estrago de la banda terrorista ETA a la Universidad de Navarra ha sido Salvajada inútil. ¿Cómo que inútil? Si quiere alguien decir que la universidad, los estudiantes, los profesores, los navarros… no van a hacer lo que quiere ETA (lo que ya es mucho decir), dígalo de otra manera pero no así. ETA con estas inutilidades no ha conseguido unas cosas y ha conseguido otras, y muy importantes, que no voy a repetir aqui, que demasiado tiempo (vida) le he dedicado ya. Ha conseguido, por ejemplo, espantar a todo el mundo, convencer a muchos, a muchísimos sobre la necesiad de un diálogo con ellos, y cambiar de arriba a abajo la política en el País Vasco y a veces la de España, y a casi todos los partidos nacionalistas periféricos, que de nacionalistas sin más han pasado a ser confederales, soberanistas e independentistas. Sin ETA eso, todo eso, hubiera sido imposible o muy improbable. Así que de inútil, nada. Y la guinda la ha puesto el rector de la Universidad atacada, que llama al atentado de hoy beatíficamente violencia irracional. ¿Sólo violencia? ¿E irracional? Yo pensaba que aquella vieja idea de los años sesenta de que ETA era una pandilla de locos, que mataba por matar, que no sabía hacer otra cosa, etc. había pasado a la historia. Ya veo que no. Si hay algún terrorismo racionalísimo, razonante, con una racionaliad diabólica entre medios y fines, entre teoría y acción es el de ETA. Ni violencia (sí terrorismo), ni irracional, por Dios. A no ser que a toda violencia llamemos irracional. Etaríamos entonces ante una moral angélica.