No he llegado a tiempo para ver el reportaje -Jordi Évole en Salvados– sobre el pastor de Jumilla -desde los 6 años-, Pascual Carrión (nombre y apellido del famoso notario y asesor de la Reforma Agraria durante la Segunda República), enfrentado con éxito a una constructora que querÍa construir una absurda urbanización de 15. 000 viviendas, casi tantas como las de la actual población, sin las mínimas condiciones de habitabilidad. Pero sí para ver y admirar la lucha, que estuvo a punto de quitarle la vida, de Ramón García, alcalde durante 27 años de Ribera de Arriba (AsturiasI) que ha logrado, por medio de una sentencia judicial, quintuplicar los impuestos municipales a la central térmica que dominaba hasta entonces el pueblo como un viejo señor feudal e invertir tal monto en las necesidades educativas, sanitarias, sociales y culturales del pueblo. Y enterarme después con emoción de los desvelos de la concienzuda arquitecta de la Ciutat Vella de Barcelona, Itziar González, metida un día a concejal para detener los abusos de los hoteleros del barrio, que se vio obligada por su propia conciencia a dejar el ayuntamiento, pero no su ideal, tras amenazas de muerte y asalto a su vivienda, cuando se sintió sola para proseguir su hercúlea tarea. En los dos casos se trata, por cierto, de dos militantes socialistas (PSOE y PSC), incomprendidos cuando no abandonados por su propio partido.- Si los medios de comunicación, como es en este caso la Sexta, se hubieran interesado en difundir similares comportamienmtos de tantos buenos y honrados concejales, alcaldes, diputados… de toda España, durante todos estos últimos años, como se han dedicado a propalar, y casi siempre con razón, sus abusos, corruptelas y corrupciones, otra fuera ahora la negativa estimación, tan cacareada, de nuestros políticos, que ha llegado a a ser la tercera o cuarta preocupación de los españoles, según todas las encuestas.