El profeta David
tocó el acorde secreto,
y, arrepentido
por lo de Urías y Betsabé,
cantó el Aleluya
y agradó a su Señor.
La santa paloma.
en forma de amor, también
cantó el Aleluya.
Si, ya muerto,
escuchas un llanto en la noche,
es que has visto la luz por fin
y has oído un cálido y pleno
Aleluya.