Del poeta dominico, ya fallecido, Emilio Rodríguez, ya conocido en este cuaderno de bitácora, elijo este breve poema de su libro Parqelagos (1994):
Llegó la golondrina. Está explorando
el barro,
escogiendo el mejor
para colgarlo,
elegante cestillo,
en el alero.
Con ella, nuestra historia
se pone de puntillas
para mirar
por encima
de las brumas.