En un artículo que hoy me publica DN, titulado Proteger y acercar el Patrimonio arqueológico, al tocar los temas recurrentes hoy día en la investigación de palenteólogos, arqueólogos, epigrafistas, historiadores de la protohistoria…, cito: la omnipresencia de la lengua ibérica como lengua de comunicación.
Se me fue la mente, se me fue la mano. Debí decir: la omnipresencia de la escritura ibérica, el alfabeto ibérico como escritura de comunicación. Poque es bien sabido que los que hablaban una lengua celta o proto-vasca empleaban también la escritura ibérica: en los lugares que hoy son pueblos navarros, como Viana, Etxauri, Aranguren o Mendigorría…
Y no me pongo a decir nada de la lengua ibérica, porque las discusiones entre los pocos que lo conocen son tan dispares (sobre su origen, sus variantes, sus relaciones con otras lenguas, especialmente con el protovasco), quepueden causarnos un qubradero de cabeza.