Antifonas de Adviento (17-23 diciembre) II

 

Oh, Adonai (Mi Señor),

Pastor de la Casa de  Israel,

que a Moisés apareciste en la zarza ardiente

y le diste en el monte Sinaí las tablas de la ley,

ven a liberar con tu brazo potente

tu pequeña grey.

 

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CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

(Mt 1, 18-25)

Desposados como estaban María y José,
antes de vivir juntos, se encontró María encinta.
Su marido, que era justo, no queriendo infamarla,
resolvió repudiarla en secreto.

El sucinto relato de Mateo indica nada menos
que José supuso un adulterio en María.
-Pero…, ¿cómo? -comentan extrañados los devotos-
¿No le había comentado su  mujer que su hijo venía del Espíritui Santo?
El viejo polemista anticristiano Celso -finales del siglo II-
acusó a la Iglesia de ocultar el infame embarazo de María
por un soldado romano, llamado Panthera,
uno de aquellos feroces legionarios, llegados en tromba de Siria a Galilea
a sofocar la revuelta de la ciudad Séforis, contigua a Nazaret,
tras la muerte del rey llamado Herodes el Grande.
La infamia ya estaba, a no dudarlo, viva en tiempos de Mateo.
¿Por qué el evangelista, muy a su pesar, contribuye a perpetuarla?

Mateo compara a Jesús con Moisés en su bello evangelio de la infancia.
Jesús es el nuevo Moisés, que da una ley nueva desde el nuevo monte Sinaí.
Corrían por entonces bíblicos comentarios, llamados midrashim,
acerca de la orden que dio el Faraón de Egipto,
que quería reducir la presencia en su reino de los hijos de Israel,
mandando ahogar en el Nilo a los niños varones neonatos.
Narraban estos comentarios que los padres de Moisés,
Amrän y Yoquebad, padres también de Miriam,
no queriendo  tener un niño varón, decidieron divorciarse.
y que entonces Amrán recibió en sueño un mendaje del cielo,
animándole a seguir con su mujer, porque el hijo que iban a engendrar
estaba destinado por Dios a salvar a su pueblo.
Por eso  compara Mateo el caso de Amrán con el caso de José,
al que un ángel, aparecido en sueños, le animó a seguir con su esposa:
–  José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer
porque lo engendrado en ella

es del Espíritu Santo.
Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús,
porque él salvará a su pueblo de todos sus pecados.

Todo esto sucedió, según Mateo en otro de sus símiles,
porque fuera cumplido
lo que había anunciado el Señor al rey Ajaz de Judá,
asediado por sus muchos enemigos,
en el siglo VIII antes de nuestra Era,
por medio del profeta Isaías:
–  Ved que la joven (virgen) concebirá
y dará a luz un hijo

y le pondrán por nombre Emmanuel:
Dios con nosotros,

señal segura de la protección del cielo.

Despertado José del sueño, como en su día Amrán,
tomó consigo a su mujer y le puso al niño el nombre de Jesús:
Dios nos salva.

 

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PD. Mientras veo el apasionante partido final Argentina-Francia, veo que algunos de algunos de estos buenos futbolistas, que pasan como buenos entre los mejores, Di María, Camavinga o Rodrigo… juegan o acaban de jugar en equipos españoles. Pero lo más curioso es que los mejores de las mejores selecciones mundiales: Messi (Argentina), Grietzman (Francia), Modric (Croacia), Bono (Marruecos), Ronaldo (Portugal), Neymar (Brasil) también juegan o acaban de jugar durante años en equipos españoles: Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid y Sevilla.

Está visto que somos campeones en organización del espectáculo con los mejores futbolistas del mundo. Mucho menos en el cultivo de futbolistas de casa.