Archivo del Autor: vmarbeloa

En Portugal (IX)

 

Parque de  Montserrate, Sintra.

 

Parque de Montserrate,
bosque eminente
mente turístico:
más de tres mil especies
que un inglés rico
plantó en Sierra de Sintra
hace dos siglos
en torno de un palacio
reflorecido

Hoy, abierto a todo el pueblo;
un paraíso.

En Portugal (VII)

 

Océano Atlántico

 

El Océano Atlántico
de Enrique el Navegante
sigue nostálgico.

 

Y sueña Portugal
el sueño de su historia
universal.

 

Un cierzo fiero
bate las recias olas
sin miramientos.

 

No hay rari nantes.
El mar se va y se vuelve
amenazante.

 

Excelsitud.
Todo se estrena ahora:
mar, cielo y luz

En Portugal (V)

 

 

Pasan las nubes sobre Figueira da Fox 

 

Sobre las casas blancas,
sobre las dunas,
sobre la playa
y sobre el mar
pasan las nubes bajas
sin parar.

Pasan y pasan
como pájaros blancos
en desbandada
estival.

¿De dónde vienen?
¿A dónde van?

Vuelan las nubes
con alas invisibles
sin  detenerse
jamás.

Acaso vuelan
para decirnos
que los recuerdos,
que las bellezas,
que los amores,
que nuestras vidas
pasan y pasan,
vuelan y vuelan,
y…
no vuelven
más.

 

 

En Portugal (IV)

 

Fátima

 

Desde el santo lugar de la Cova de Iría
oigo rezar a Francisco, Jacinta y Lucía
la misma antigua invocación,
la misma sacra melodía:
¡Ave, María!

(La aparición-visión
no cambió la vieja teología)

En Portugal (III)

 

Ría da Aveiro

 

Pasamos por Aveiro:
Venecia portuguesa
con mar disperso.

 

Canales y lagunas,
huertas de aguas azules
con sal de espumas.

 

Costa nova do Prado
en la ría de Aveiro:
mar enjaulado.

 

Y mar abierto
más allá de las dunas
en crecimiento.

 

Grupos de jóvenes
entierran en las olas
sus aficiones.

 

Lechetreznas marinas,
espartos arenarios,
bordes barrillas

 

lentas se ensayan
en el suelo arenoso
de inmensas playas.

 

 

 

 

 

En Portugal (II)

 

El rey don Juan III de Portugal, que preside la plaza de la universidad de Coimbra

 

Soñó don Juan Tercero el largo sueño portugués:
ganar para su Imperio cristiano universal la India, la China y el imperio japonés.

 

Pero el jesuita Francisco de Javier, su embajador, fue mucho más allá de lo previsto:
soñó todo el Oriente y todo el mundo para el reino de Cristo.

En Portugal (I)

 

ÓBIDOS

 

En Óbidos

hay murallas, acueducto, iglesias numerosas

jardines, por doquier,

castillo con su foso.

Hay, además,

en tres calles largas y paralelas

todo

de todo Portugal.

Todo

lo necesario.

Todo

lo cotidiano.

Todo

lo nutritivo,

lo creativo

y

todo

lo decorativo.

Todo

lo

hermoso

del hermoso Portugal.

En Öbidos.

 

Hasta septiembre

 

 

                               Aunque todavía no haga mucho calor y aunque no estén tan cerca los Sanfermines -algunos de los motivos de la suspensión estival del cuaderno de bitácora-, las recientes elecciones municipales y autonómicas y la convocatoria de las próximas generales son razones más que suficientes.

No quiero ni repetirme ni empequeñecerme. Ya he escrito, estos últimos días, tal vez demasiado acerca de realidades y cuestiones políticas. La vida es mucho más rica y variada que todo eso. Y, sobre todo, aquí y ahora, no quiero, vencido por la presión de las circum-stancias, embarrarme en medio de esa moral cívica hegemónica, hoy a ras de suelo y a veces en el mismo subsuelo.