En el barrio llamado The little Morocco de Mataró, que vio crecer a Lamine Yamal, el niño prodigio de 16 años, que jugó la Eurocopa en la Selección Española, trabajan desde los años sesenta dos parroquias llamadas Virgen de la Esperanza de Rocafonda y San Pau. Ambas parroquias crearon en su día, con la ayuda y cooperación de Cáritas Mataró, locales específicos para la formación laboral, de idiomas, para la acogida y para actividades de tiempo libre para jóvenes, muchos de ellos inmigrantes de otras partes de España incluido el fútbol, y hasta un supermercado solidario por medio de un convenio entre Cáritas, Cruz Roja y el Ayuntamiento de Mataró. Con los años los inmigrantes españoles fueron desplazados por inmigrantes de todo el mundo, espacialmente marroquíes. En el mismo barrio el Centro Maristes Valldemia trabaja también por medio de enseñanza de idiomas, distintas actividades y programas deportivos en la integración de alumnos venidos de fuera de Cataluña, sean españoles o extranjeros.
No sé si alguien de la familia de Lamine Yamal, o el mismo Lamine, ha podido participar en alguno de estos servicios y oportunidades de las organizaciones católicas. Mejor enterados estamos de la suerte corrida por otro icono joven de la Selección Española, Nico Williams, hijo de padres ghaneses, llegados a Bilbao en 1994 a través de Melilla.
Nos lo cuenta el hoy director, laico, de Pastoral de la Salud de la diócesis de Santander, Iñaki Mardones, un día misionero claretiano y sacerdote en la capital vizcaína, voluntario de Cáritas, que acogía a inmigrantes. Iñaki recuerda el nacimiento del primer hijo de los ghaneses Félix y Comfort acogidos en un piso de Cáritas, en el hospital de Basurto, que se llamó Iñaki en homenaje a su protector, quien, meses después, ordenado diácono, le bautizó en la parroquia del Corazón de María.
Ni que decir tiene que Iñaki Mardones ha seguido de cerca los avatares de la familia ghanesa, con sus hijos Iñaki y Nico, ambos futbolistas de primera división, y amigos de Lamime Yamal, primero en Bilbao, después en Navarra, con los dos hijos en el Athletic de Bilbao (antes, Nico en el Osasuna) y uno de ellos en la Selección Española. Y que ahora presume con toda razón de haber ayudado, como buen samaritano, a una familia inmigrante con la mujer embarazada, que estaba lejos de imaginar que traía a España el regalo de dos jugadores de la Liga Española, y uno de ellos nada menos que de la Roja.