La almeriense Bibiana Montoya, de 65 años, es la primer catequista trans de España. A los 44 años, fue la primera persona en someterse a una operación de cambio de sexo en Andalucía, aunque ella se consideraba siempe una mujer. Las monjas que la educaron no estaba de acuerdo con eso, pero un día la vieron tan feliz, la víspera de la operación, que les pareció bien. Horas antes de entrar en el quirófano, cuando todavía este tipo de operaciones eran de riesgo, pidió confesar y comulgar, pero el sacerdote le nego la comunión, y supongo que también la absolución, porque se iba a cambiar de sexo. Ella no le dio mucho importancia y hasta la confirmó en su decisión. Menos mal que su endocrina llamó a otro sacerdote, que reparó el disparate de su compañero. Ella dice muy saladamente que se puede saber mucha teología y desconocer que hay Alguien que no te niega, que no te juzga y que te quiere pese a todo. Ella, que vive y es catequista en el desgraciado barrio de El Puche en Almería, devastado por la droga, y que venera al papa Francisco, educa a sus niños, niñas y mayores con un temple y una alegría envidiables, es decir, evangélicas. Fundadora de la asociación Almería: amar y vida, acoge también, entre otros muchos, a chicos y chcias trans, repudiados y repudiadas por sus familias.
Por cierto que esta envidiable y admirable mujer dice que el tratamiento psicológico es una bendición, y una bendición fue para ella el que llevó a cabo durante dos años y medio ates de su operación. Y le parece una locura que la próxima ley que prepara, en medio de un fuerte polémica, la ministra Irene Montero, prohíba ese tratamiento: Empece a sentirme bien bien ahí, y a los psicólogos no podemos estar más que agradecidos.