(A la peregrina Denise Pikka Thiem, asesinada en el Camino)
El Camino de Santiago, Camino de Peregrinos o Camino Francés encontró abiertas en Navarra viejas vías romanas y protohistóricas, que llegando a la clásica estación de Astorga, lo acercaban a Compostela.
Gentes muy diversas comienzan a transitar por él desde la mitad del siglo IX: Por servir a Dios e honrar los santos e por sabor de fazer esto, extráñanse de sus lugares, e de sus mugeres, e de sus casas…
Al borde del Camino brotan y crecen capillas, iglesias, hospitales, albergues y hospicios (Ibañeta-Roncesvalles, Nájera, Irache…), con el patrocinio de los reyes, que cuidan también peajes, posadas, cementerios, caminos y puentes (Puente la Reina, Lorca, Eunate, Torres del Río, Pamplona, Monreal, Yesa, Lumbier…)
Inmigrantes oriundos de Francia y otros países europeos, hombres francos, libres e ingenuos, crean burgos, los primeros núcleos de vida ciudadana a lo largo del Camino, durante los siglos XI, XII y XIII: Estella, Sangüesa, Puente la Reina, San Cernin, San Nicolás, Viana, Los Arcos, Monreal… El Libder Sancti Jacobi, del clérigo francés Aimeryc Picaud, y otras guías, leídas en toda Europa, dan a conocer la Navarra de aquel tiempo, fuera cual fuera la opinión de sus autores.
Buena parte de nuestras iglesias románicas y góticas son iglesias de peregrinación: su arquitectura, sus pinturas, esculturas, artes menores decorativas, con sus signos y mensajes, son parte descifrable de un común repertorio espiritual europeo. Los peregrinos hispanos hicieron un día a San-Yago Patrón de España y de muchas ciudades y villas del Reino.
Después de siglos de decadencia, pero nunca de olvido completo, la revitalización del Camino por la Iglesia (visita del papa Juan Pablo II a Compostela (1989) y por las Instituciones Europeas (Primer Itinerario Cultural Europeo, proclamado por el Consejo de Europa, en 1987), ha ido animando a los Estados nacionales, a las Regiones y las Comunidades, a urbes y pueblos, a protegerlo y potenciarlo. Navarra ha dedicado a la ruta jacobea y a todo lo que se mueve en torno a ella una atención preferente.
El Camino ha vuelto a ser, acomodado a nuestro tiempo, Calle Mayor de la Europa carolingia, del norte de España y de Navarra. Y está siendo en estos últimos años una avenida internacional, un enclave universal de cultura y espiritualidad, donde todos sus habitantes tienen pasaporte santiagueño.
Cauce caminero que no cesa, es, como todo camino de verdad, un símbolo luminoso de nuestro peregrinar por la Tierra:
Partimos cuando nacemos / andamos mientras vivimos…