No hay mejor predicador que Don Carlos –escribe José Beltrán, director de Vida Nueva-. No lo hay. Ni lo va a haber. Porque nadie cuida como él la entonación, la cadencia de las frases, el susurro, cada éxtasis verbal y cada silencio. En una homilía, en una catequesis o en un chascarrillo informal. Exquisito en la forma, delicatessen de fondo. Orfandad en Sevilla, en Tánger, en Medina de Rioseco, en Madrid y en unos cónclaves donde supo escuchar con nitidez el viento fresco del Espíritu. No hay confrade que no le llore…
Homenaje al recién fallecido franciscano Carlos Amigo Vallejo (Medina de Ríoseco, 1934 – Guadalajara, 2022), ex arzobispo de Tánger y de Sevilla, donde dejó muchas rayas hechas; cardenal de la Iglesia. Le conocí de cerca en un curso de historia sobre la II República en la capital hispalense. Alto, guapo, derrochaba simpatía y alegría. Según mucho que le conocían bien, era único.