Maestros arquitectos de la catedral gótica flamígera de Burgos,
sucesora de aquella románica, mandada levantar por el rey Alfonso VI de Castilla:
Johan de de Champagne, Maestro Enrique y el castellano Juan Pérez;
Juan, Simón y Francisco de Colonia. O Juan de Vallejo
Maestros escultores, Diego y Gil de Siloé, Felipe Vigarny, Pascual de Mena,
Juan de Anchieta, Juan Picardo, Martín y Rodrigo de la Haya,
Pedro Andrés, Domingo de Bérriz, o Pedro Alonso de los Ríos
Obispos de la sede burgalesa: fundador Mauricio, sucesor de Marino y de Jimeno;
Alonso de Cartagena, Luis de Acuña o Juan Rodríguez de Fonseca
Espíritu del Cid, después de muerto
Reyes de Castilla, de Fernando I a Fernando III el santo
Evangelistas y Apóstoles de la Puerta del Sarmental, y Ancianos apocalípticos,
que rodeáis al Cristo Pantocrátor, Juez sedente
Virgen Santa María, reina de la fachada catedralicia,
Inmaculada y Asunta, Madre de Cristo,
pulcra et decora
gracias por alzarme, muy por encima de la Escala Dorada,
más allá que los múltiples arcos apuntados,
los bernardos rosetones,
ventanales con maineles,
los óculos lobulados;
más arriba que el nuevo cimborrio plateresco
que las agujas caladas,
que las torres y pináculos airosos.
Gracias por llevarme más alto que la luz que,
cada amanecer,
estalla en las vidrieras de Arnao de Flandes,
penetra en la planta de cruz latina,
la convierte en trinave luminosa,
alumbra las estrellas de la esbelta linterna,
ilumina el triforio,
enciende las bóvedas celestes
y todos sus nervios de relámpagos,
reviviendo a la vez la biblia y santoral de todos los retablos.
Gracias por subirme hasta el modelo,
que no es París, ni Reims, ni Amiens, ni Bourges,
sino la ciudad santa de la nueva Jerusalén,
engalanada como una novia, ataviada para su esposo.
La ciudad no necesita ni de sol ni de luna que la alumbren,
porque la ilumina la gloria de Dios
y su lámpara es el Cordero.
Las naciones caminan a su luz
y los reyes de la tierra le llevan su esplendor (Ap.,21, 2, 23-24)