Cuando algún político habla a estas alturas de limpieza. nos viene a las mentes de inmediato la limpieza étnica que han llevado a cabo, siempre que han podido, todos los nacionalismos, todos los separatismos étnicos, es decir, supremacistas, racistas o canallas del género. La limpieza es también propósito frecuente de los populistas exacerbados, que, aun moviéndose en la onda de la derecha-izquierda, quieren acabar con los adversarios que consideran enemigos, con los opuestos que juzgan dignos de exclusión y de anulación, como lo demuestran todas las especies de comunismo y de fascismo que en el mundo han sido.
Siendo nuestro presidente del Gobierno un populista narcisista y ególatra, un irresponsable sin escrúpulos, y un levantador de muros entre los españoles, según se atrevió a decir en las Cortes, cualquier género de limpieza es muy de temer. Máxime, cuando nos amenaza a la vez con un punto y aparte dentro de su política, y con una nueva regeneración. que no se definen.
En primer lugar, habría que ver si la degradación, la sinrazón, el descrédito, las políticas de la vergüenza, el fango, las prácticas tóxicas…, de lo que habla el presidente no han salido durante estos últimos años de sus propias filas o de las filas de sus socios preferentes. Algunos sabemos bien de prácticas tóxicas en nuestra tierra de parte de su partido y sobre todo de los predecesores de su hoy socio preferente BILDU, entre las cuales la extorsión, la calumnia, la amenaza, el destierro o la muerte eran las preferidas. Ayer el periodista independiente Carlos Alsina hacía un recuento sintético de las prácticas tóxicas que sufrieron, entre otros, sus enemigos políticos Aznar y su señora, Rajoy y su señora, Feijóo y su señora, y no se retiraron cinco días de sus presidencias para rumiar venganzas, despiques y represalias.
Y no nos engañe convirtiendo en quejumbre amorosa lo que es sobre todo una treta política y electoralista, con la que que ha engañado sobre todo a los suyos, los que sí creyeron, porque temieron, que la amenaza de dimisión iba en serio, Si quiere tanto a su mujer, siga más de cerca sus actuaciones y negocios, y, si toca defenderlos, que ella los explique y dé razón de los mismos, cuando alguien tan serio como los digitales El Confidencial o The Objective los ponga en duda, como hace todo el mundo, o como su partido y su socios han exigido siempre hacer.
De todos modos, de esta comedia, teatro, farsa, circo, cuento, chiquillada, fuga adolescente, órdago a la Sánchez… – Antonio Elorza lo ha comparado con la falsa retirada de Fidel Castro contra el presidente Urrutia-, el presidente, habitualmente mentiroso y tramposo, ha salido más débil, más inhabilitado (sobre todo ante la prensa internacional), más desnudo, más ridiculizado. La emisión de El Hormiguero de ayer, lunes, lo dice todo. La movilización, que él ha promovido con su finta, y ahora sigue ordenando y proyectando, ha sido muy escasa; la reacción de sus medios favorecidos, fría; la de sus socios independentistas, fanfarrona y befadora; la de los medios adversos, despectiva, cruel incluso..
Las víctimas visibles de su desquite son a todas luces la judicatura y la prensa libre digital. Ambas lo saben desde hace tiempo y desde hace tiempo se miden con él. Están dispuestas a todo. A resistir al llamado Resistente. Se saben más capaces que Sánchez a la hora de defender y promover la democracia, última de las virtudes, último de los principios y valores de los que el presidente quiere apropiarse para su personal y partidista propaganda. Cuentan con su verdad institucional y constitucional. Con sus lectores y sus ciudadanos defensores sobre todo, También con la legislación y la praxis europeas, aunque en cuestión de justicia, la Unión Europea no pase de aprendiz.
Y somos muchos, muchísimos, los que seguiremos impidiendo, obstaculizando, o al menos denunciando y condenando, hasta que el cuerpo aguante, cualquier limpieza, se llame como se llame. Ni Nieto, ni Caño, ni Cebrián, ni Savater, ni Varela, ni Alsina, ni Cardero, ni Elorza…, ni tantos otros son la derecha extrema o la extrema derecha. Y son muchos los/las derechistas, tan demócratas o más que él, resistentes al sanchismo, los que forman la primera fila, con su vida y su palabra, de los españoles obstinados en jugar limpio y en oponernos a cualquier juego sucio.
PD. Hablando de democracia, acabo de ver el anuncio del libro España, terra incognita. El asedio a la democracia, escrito a dos manos por el ex ministro de Asuntos Exteriores y diputado al Parlamento Europeo, José Manuel García Margallo, y Fernando Eguidazu.