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Diálogos con la Historia (XV)

 

Historia y Guerra

 

            Según los Durant, en los últimos 3.421 años de historia registrada solo 268 no vieron ninguna guerra. Las causas de la guerra son las mismas que las de la competición entre individuos: codicia; orgullo;  deseo de tierra, agua o alimentos; venganza; dominio… Los  grupos o los Estados poseen nuestros instintos, pero con menos frenos, dada su fuerza y su prepotencia, hasta que un día llegó una instancia superior que garantizase el respeto a la moral y a una ley superior, como fue en su día el Papado, el Sacro Imperio Romano-Germánico, y sobre todo, en tiempos modernos, la Sociedad de Naciones, la ONU o la Comunidad Europea.

En una interpretación militar de la historia la guerra es el árbitro final. Muchas de las cosas, estado de cosas, hechos históricos, países, naciones… son resultados, efectos, frutos y consecuencias de las guerras,  y no solo el haber parado los pies a los islamistas en  Europa, a Hitler y al Gengis Kan, ejemplos que aducen los Durant. Pero afortunadamente la interpretación militar no es ya la mejor de las interpretaciones, y el derecho y la ley, tras la proclamación de los Derechos (y deberes) del Hombre en 1948, se ha impuesto, al menos teóricamente, en todo nuestro mundo, con todas las excepciones que se quiera, sea la invasión de Ucrania por la Rusia de Putin, la barbarie de Hamas en Palestina o la crueldad sin límites de los Netanyahu en Israel.

Los autores citados no son muy optimista al respecto. Opinan que un orden mundial  no llegará por medio de acuerdos entre caballeros, sino a través de una victoria de uno de los grandes poderes que le permita dictar e imponer el derecho internacional, como hizo la Roma de Augusto hasta Marco Aurelio. Y que los Estados sólo se unirán en una cooperación básica cuando sean atacados en común desde el exterior. Y que solo cuando nos ataquen desde otras estrellas o planetas seremos uno en el planeta Tierra.

Demasiado pesimismo. La Sociedad de Naciones, la Organización de las Naciones Unidas y la Unión Europea nacieron de unas experiencias bélicas, sí, pero no solo desde una victoria militar y sin dictadura alguna. Por el predominio de la virtud y no de la maldad, de la paz y no del dominio del hombre sobre el hombre.

 

 

 

Últimos aforismos

 

Todas las especies son especiales. También las especias, y, además, espaciales. 

La conciencia estética del pasado  –escribe Valle-Inclán en «La lampara maravillosa»- está siempre en lo futuro, porque toda acción de belleza es un centro de amor que engendra los infinitos círculos de la esfera. El instante más pequeño de amor es eternidad. Eterna es igualmente toda belleza.

Siempre será mejor hacer de la virtud necesidad que de la necesidad virtud.

Toda máscara es inmóvil y excluye cualquier caracterización del personaje. Le hace hermético, enigmático. Le despersonaliza. Le mineraliza.  

 

Diálogos con la Historia (XIV)

 

Gobierno e Historia (y II)

            Hablemos ahora de democracia. En la antigua Ática, de una población total de 315.000 almas, 115.000 eran esclavos, y solo 43.000 ciudadanos tenían  derecho al voto.  Las mujeres, casi todos los trabajadores, casi todos los tenderos y artesanos, y todos los residentes extranjeros  no podían votar. En su República, Platón hizo que su portavoz, Sócrates, condenara la triunfante democracia de Atenas como un caos de violencia de clase, decadencia cultural y degeneración moral. La creciente amargura de la guerra de clases dejó a Grecia dividida  tanto interna como internacionalmente, hasta que Filipo de Macedonia se abalanzó sobre ella en 338 a. C. y la democracia ateniense desapareció bajo la dictadura  macedonia.

En Roma, después que la oligarquía romana conquistara y explotara el mundo mediterráneo, las luchas intestinas de Sila y Mario, Pompeyo y César, acabaron con aquella democracia imperfecta y se restauró la monarquía de Augusto.

En  ambos casos la democracia, corroída por la esclavitud, la venalidad y la guerra, no mereció ese nombre y no ofrece una prueba justa de gobierno popular.

En los Estados Unidos de América, como antes en Inglaterra, la democracia tuvo una base mucho más amplia: económica, cultural y religiosa.

La democracia es la más difícil de todas las formas de gobierno, porque requiere el mayor despliegue de inteligencia. Y es la que menos daño y más beneficio ha causado a la humanidad. Proporcionó al pensamiento, a la ciencia y a la empresa la libertad esencial para su funcionamiento, Derribó los muros de los privilegios, amplió la educación y cuidó de la salud pública.

En la Unión Europea, en Norteamérica y en algunos países de Asía y Oceanía la democracia política y económica es hoy más sólida que nunca, libre del odio ciego de las guerras de razas y de clases, de la corrupción y de la pleonexia, como llamaban los griegos al apetito de más y más.

Diálogos con la Historia (XIII)

 

Gobierno e Historia (I)

         Puesto que todos los hombres aman la libertad y toda libertad, por relativa y relacionada, ha de ser limitada, resulta que la tarea principal de todo gobierno parece consistir en establecer el orden, en el amplio sentido de la palabra. Una fuerza central organizada, única alternativa a la fuerza disruptiva en manos privadas.

A juzgar por su prevalencia y duración en la historia, entre las formas de gobierno la monarquía se lleva la palma. Ahí está el gobierno monárquico de Augusto, que mantuvo la pax romana del 30 a. C. al 180 d. C. desde el Atlántico hasta el Éufrates y desde Escocia hasta el mar Negro, descontando, claro, los reinados de Calígula, Nerón y Domiciano. Según el historiador Gibbon, el período durante el cual la condición de la raza humana fu3 la más feliz y próspera, mencionaría sin dudar el que transcurrió desde la ascensión de Nerva a la muerte de Marco Aurelio.

Pero, en general, la monarquía ha tenido, excepto en las últimas monarquías constitucionales europeas actuales, un historia mediocre, con resultados de interminables guerras dinásticas, nepotismo, opresión, explotación, irresponsabilidad y extravagancias. con oligarquías gobernadas por una minoría aristocrática o teocrática. A todo lo cual respondieron, aquí y allí, la revoluciones..

Vieja cuestión la justificación o no de las revoluciones. ¿Cuántas revoluciones podrían haberse evitado a través de la compulsión gradual de los desarrollos económicos y   políticos en cada caso? Los historiadores comparan la revolución violenta francesa  del XVIII con la pacífica inglesa del XIX. ¿Cuál mejor?

Lo cierto es que la revoluciones violentas no redistribuyen la riqueza, sino que la destruyen. O la transfieren a otras manos, que a la larga, devienen tan injustas y corruptas como las anteriores. La única revolución real – terminan aseverando los Durant, y ahora hay que aplaudirles- reside en la iluminación de la mente y la mejora del carácter; la única emancipación real es individual, y los únicos revolucionarios verdaderos son los filósofos y los santos.

«La lámpara maravillosa»

 

                         He vuelto a Valle-Inclán. He dicho alguna vez que quien no haya  leído a Quevedo y a Valle-Inclán, por mucho que haya leído de otros autores, ha perdido el tiempo. Exagero quizás, pero ya se entiende lo que digo.  Estos días me toca La lampara maravillosa, único libro suyo difícil de leer y de entender: la gnosis, el éxtasis, la exégesis trina, las rosas estéticas… De vez en cuando pienso entender algo sobre la poesía, la contemplación, el amor…

Por ejemplo, este bello fragmento:

Para amar las cosas hay que sentirlas imbuidas de misterio y contemplarlas hasta ver surgir en ellas el enigma oscuro de su eternidad. Solamente cuando nuestra conciencia deduce un goce ajeno a toda razón de utilidad temporal, comenzamos a entrever el significado místico de la onda , del cristal, de la estrella. Contemplación, meditación, edificación, son caminos de luz por donde el alma huye de su cárcel.

Los castros de Legarda y Muruzabal (y II)

 

                           A la luz del sol y de los almendros nos quedamos a yantar.  La caricia permanente de un vientecillo suave y fresco es una caricia materna. No cambiaríamos este lugar, esta apacibilidad, esta beatitud por el  mejor restaurante del mundo. Solo al final de nuestro rústico refrigerio pasa un coche que se adentra en el monte. Y el silencio guarda nuestra siesta fáunica.

Pasada la autopista, tenemos cerca Muruzabal, que, como su nombre latino-vasco indica, fue  una muralla amplia, un fortín grande, un poblado fortificado, que todo eso quiere decir. No sabemos si anterior o posterior al castro Murundigain  que vamos buscando. Si nos atenemos a la etimología, la amplitud que denota el primero lo haría apto para merecer el destino ulterior de los habitantes del segundo. 

Pueblo ya conocido por mis visitas anteriores, Muruzabal fue una antigua villa de señorío realengo, que el rey Carlos III, el Noble, incluyó, el año 1407, en el vizcondado instituido a favor de su hermano Leonel. Los mariscales de Navarra se llamaban también vizcondes de Muruzabal. Es uno de los pueblos de Valdizarbe que mejor ha resistido la despoblación, aunque también aquí ha sido mucha. En los extremos del caserío antiguo han crecido las nuevas villas o quintas, además de la nueva casa consistorial. Pero el caserío tiene aquí poco de medieval: está holgadamente extendido, con casas exentas o agrupación de varias viviendas, huertos y apenas calles seguidas. Por institución en 1897 de Dominica Pérez Tafalla -a la que dedican un monumento delante de  la bella iglesia del XIV-XVII las casadas, las viudas y las solteras de la villa- se levantó en el lugar un asilo de ancianos y escuelas de niños y niñas a cargo de las Hermanas de la Caridad.  El asilo es hoy la prestigiosa residencia Betania, con un clásico jardín cercano. El palacio, del siglo XVII, ahora en obras, fue casa solar de los Juániz de Muruzabal, nombrado uno de ellos marqués de Zabalegui en 1691.

A Muruzabal pertenece la iglesia románica de Eunate, a la que apuntan varios indicadores.

A un tiro de vieja ballesta, al sur de la villa, dan nuestros ojos con una estampa de castro más clásica aún que la que acabamos de ver en el Murubil de Legarda. Un cono casi perfecto con dos fosos perfectos casi, y un pino cimero, sin quemar. Porque hasta aquí llegó también el fuego del verano de  2022, que quemó todos los almendros de la falda baja del poblado primitivo y casi todos los pinos que se yerguen en los fosos-bancales del mismo. Lo descubrieron los hermanos Beguiristáin, de Obanos, y lo estudiaron después Castiella y Armendáriz. Es un típico cerro  testigo, alto de 436 m., con una superficie de 9.150 metros cuadrados en dos espacios bien distinguidos, donde se encontraron molinos de mano barquiformes y cerámicas manufacturadas y celtibéricas. Seguramente antes de la época romana, sus ocupantes se fueron al poblado más espacioso que se esconde bajo la villa actual.

El fuego reciente  abrasó igualmente los parrales, los olivos y los frutales plantados a lo largo del primer foso-bancal. Los rebrotes de los olivos parecen querer continuar viviendo.

Se retiró temprano el viento fresco y soleado. Los ziapes (brassica juncea) pujan con fuerza en todos los ribazos. Y la tarde parece cansada de tanto adelanto primaveral.

 

 

 

La conclusión de Pedro Sánchez

 

                           Como era de temer, no hubo autocrítica alguna en la sede del PSOE. La autocrítica no es una virtud para los partidos políticos, sino una gran debilidad. Antes bien, el PSOE, la ejecutiva (comisión), es decir, Pedro Sánchez se reafirmó en sus prejuicios, errores y horrores. Y para mayor pertinacia, culpó del descalabro (para él, una levedad) electoral al déficit de liderazgo de sus líderes regionales.

Y remató deseando y haciendo votos por liderazgos regionales que trasciendan incluso la marca del PSOE. Lo cual, visto desde el PSOE o desde fuera del PSOE, no hace más que confirmar todo lo que escribí aquí ayer, antes de conocer la previsible reacción del partido de Ferraz. El Partido Socialista Obrero Español deja de ser partido con voluntad mayoritaria. Deja de ser vertebrador de una España constitucional. Y deja de ser autónomo.

¿Hay quien dé menos?

Las elecciones en Galicia

 

                        De las elecciones de ayer  en Galicia, además de la buena salud resistente del PP y del derrumbe de los experimentos con gasoil, como VOX, PODEMOS  o SUMAR, resalto, una vez más, el buen servicio que viene haciendo el PSOE de Sánchez, el Sanchismo, a la causa de los nacionalismos-confederalismos-autodeterminacionismos-independentismos de España, heredado de aquel malhadado Pacto del Tinell (2003).

Se llama cambio de paradigma del PSOE: El PSOE renuncia a ser un partido mayoritario nacional y se hace compañero de viaje y guarnición del nacionalismo, del regionalismo, del localismo, se llamé como se llame y esté donde esté. En este caso, de la coalición nacionalista BNG, expresión del autonomismo/nacionalismo/independentismo gallego, pilotado por una militante, suave en las formas, pero miembro de UPG (Unión do Povo Galego), comunista e independentista, el alma más bravía de la coalición, con un diputado en las Cortes, alineado siempre con Esquerra y Bildu, y preparando la nueva candidatura al Parlamento Europeo con Bildu y Esquerra.

El PSOE, desideologizado, de Sánchez ha confundido la diversidad con la plurinacionalidad, porque la nación para él es su propio partido en cuanto a él le sostiene, es decir, él mismo.

Sabiendo que el principio de igualdad y solidaridad se ha puesto en subasta y que toda merced depende de los votos favorables al poder constituido, los mejores postores aparecen por todas partes: no solo en las Comunidades históricas. En Andalucía o en Madrid. También en Soria, en Zamora, en León, en Teruel y en Ávila. Hasta en Orense, dispuesto su pequeño caudillo, como todos, a aliarse con el diablo  para favorecer la buena causa de su pueblo, de su partido, de su líder.

Y uno se pregunta qué hay de España  y hasta del Estado Español. Y si hay alguien que se pregunte por eso.