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¿Otra vez la Masonería?

 

                               Después de siglos de persecuciones, ejecuciones, expulsiones, prohibiciones, excomuniones, condenas, reprobaciones, amenazas, críticas, muchas de ellas injustas, y, en ciertas ocasiones, mutuas, sabíamos que la Congregación de la Doctrina de la Fe, en una Declaración firmada en 1983 por el entonces cardenal-prefecto Joseph Ratzinger y aprobada por el papa Juan Pablo II, había afirmado  que la pertenencia activa a la masonería por parte de un fiel está prohibida, debido  a la irreconciliabilidad entre la doctrina católica y la masonería.

Pero el nuevo Código de Derecho Canónico, que entró en vigor un año más tarde, en sustitución del de 1917, ya no condenaba la masonería ni lanzaba la excomunión a sus afiliados como su precedente. Y para mayor esperanza, hace siete años, en 2016, el ilustrado cardenal Gianfranco Ravasi, entonces nada menos que presidente del Pontificio Consejo de Cultura, se dirigió a la masonería en una carta para invitarla a afrontar un diálogo sincero con la Iglesia. En España recogió el guante la Gran Logia de España, la Logia regular y mayoritaria entre entre nosotros, que agradeció la enorme valentía del cardenal pontificio y elogió su deseo de visibilizar los valores comunes a ambas instituciones. Entre ellos citaban el sentido comunitario, la beneficencia, la lucha contra el materialismo o la defensa de la dignidad humana.

Y ahora va y nos llega el sorprendente mensaje de la misma Congregación de la Fe, desde hace pocas fechas presidida por el  teólogo argentino, Víctor Manuel Fernández, íntimo amigo del papa, en forma de respuesta a una pregunta de un  obispo filipino, preocupado por la situación de su diócesis, debido al continuo aumento del número de miembros de la masonería. ¡Y el mensaje repite lisa y llanamente la declaración del mismo Dicasterio de 1983!

Digo sorprendente, sobre todo tras haber leído la entrevista que hace unas semanas le hizo la revista española, VN, primera en su género, donde el teólogo del papa da un serio repaso a sus predecesores en la antigua Congregación del Santo Oficio, y fija sus objetivos y finalidades harto diversas de las que tuvo durante muchos años aquella, que llenaron de dolor algunas de las universidades más prestigiosas del mundo católico y algunos de los teólogos, filósofos, moralistas y escritores más insignes de la cristiandad.

Sabido es que la Masonería no es una religión, que pueda compararse-confrontarse con la Católica, y que es una Asociación humanista y filantrópica internacional, muy varia y diversa, con múltiples obediencias, muy distintas algunas de ellas de las llamadas regulares, que se rigen en sus constituciones y reglamentos por el espíritu de las Constituciones de Anderson (1723), del pastor presbiteriano Anderson, y que hoy están aprobadas y legitimadas por la Gran Loga de Inglaterra, madre de todas ellas. Los que hemos leído algo y estudiado la historia masónica europea y mundial sabemos distinguir bien unas   constituciones de unas y otras, y sobre todo las actuaciones de unas y otras.

Y con la Masonería puede ocurrir lo que ocurre con tantas Asociaciones. Instituciones, Organismos de muy variado carácter, que  fungen con frecuencia de hecho como espacios de genuinas religiones rituales seculares. Ahí, y en cada uno de los casos, habrá qué ver si se trata de algo parecido a una religión que quiera suplantar a la Iglesia Cristiana y universal, o que contradiga sus fundamentales principios de fe y de costumbres, por encima de la similitud de ritos y prácticas, que pueden ser, incluso o, al menos parcialmente, fruto de la herencia cristiana.

Espero, siguiendo los propósitos del cardenal Ravasi, que en  esa continua y prolongada ronda de visitas, conversaciones, mesas redondas o rectangulares, encuentros, diálogos ecuménicos o comarcales, celebraciones de paz y de concordia, acciones conjuntas de todo tipo, incansablemente promovida y cultivada por el papa Francisco, aparezca alguna vez la Masonería  regular,  por algún lado, entre las fuerzas morales y culturales, que trabajan en este mundo por esos valores a los que se refería más arriba la Gran Logia de España.

PD.

Según datos recientes, casi la mitad de los masones españoles son católicos.

Inmaculada

 

Inmaculada

 

Si bendita es la rama
que al tronco sale,
y bendito es el fruto
de tal talle…,
por ser de tal Hijo
la Madre, 
salve, María Inmaculada,
salve.

 

 

¿O día de la anti Constitución?

 

    ¿Qué diríamos, si el día del Quijote, de otro escritor cualquiera, o de un santo o personaje típico o tópico, o de un acontecimiento insigne, nos pusiéramos  a hablar ante y sobre todo, o a veces exclusivamente, de sus imperfecciones, sus deficiencias, sus lados oscuros, sus faltas o carencias? Pues eso lo que nos pasa, ya hace muchos años, con nuestra Constitución. No se la celebra: se le achaca, se le endilga, se la moteja, se la descalifica.

Típico caso del español, que celebra sus innumerables fiestas, menos las nacionales, que no sabe o no se atreve celebrar.

Y en primer lugar, los políticos, los periodistas y los comentaristas, incluso los que no se han dejado llevar por nacionalistas periféricos y separatistas, a quienes repele la Constitución y no saben hablar de ella más que para oscurecerla, criticarla, cuando no denostarla y aborrecerla, como es el caso  actual de algunos antiguos pujolistas, que un día la votaron con entusiasmo.

Algo parecido sucede con el Amejoramiento de Navarra. Siempre hay una comisión  en el Parlamento navarro que estudia la reforma –es decir, la revisión o la anulación- del mismo. Ahora nos copian en el Congreso de los Diputados. El nacionalismo antiespañol, o el descarado secesionismo no se detienen nunca. Y siempre hay españoles ingenuos, tibios, y sobre todo interesados y oportunistas, que juegan a hacerles el juego y sacar algún rédito de su jugarreta. 

 

No saben qué decir

 

                                Ya no saben qué decir sobre el esperpento de la amnistía y los restantes esperpentos. Esperpento es aquello de lo que no se sabe qué decir.

Ahora viene Pedro Sánchez y se saca de la manga, donde tiene revueltos a González, Aznar y Zapatero, el intento (que no negociación) del segundo, en plena guerrilla etarra, por informarse de la voluntad de la banda, antes, incluso, de comenzar cualquier diálogo. La comparación entre lo que él ha hecho y está haciendo con aquella tentativa tendría algún sentido, si Aznar hubiera buscado a ETA, la hubiera blanqueado con indultos, exención del delito de sedición y hasta con una amnistía, y la hubiera hecho socio de su propia investidura y aun de su legislatura; para acabar dándole la llave de las futuras decisiones  y… hasta del gobierno de España. Nada más lejos, ¿verdad?

No sé si la comparación con ETA le habrá hecho mucha gracia a Puigdemont. Pero supongo que  todos ellos se pusieron hace tiempo el diccionario y los códigos de buena conducta por montera.

Domingo Primero de Adviento

 

Velad todos

(Mc 13, 33-37;Mt 24, 42; Lc 12, 35-38)

Tras el largo discurso escatológico de Marcos,
el primer evangelista nos deja dichos -logia– de Jesús:
Estad atentos y vigilad, pues no sabéis
cuándo será el momento.
Y pone el ejemplo de un hombre que se ausenta,

reparte a cada uno de sus siervos el trabajo
y ordena al portero que vele:
no sea que vuelva en cualquiera de las cuatro vigilias de la noche
y los encuentre dormidos.

Lucas tal vez reelabora los versículos de Marcos.
Aquí el señor se va a una boda
y quiere que a su vuelta, cuando llame,
le abran en seguida.
Si ese es el caso, está dispuesto
a serviles él mismo la cena.

La conclusión siempre es la misma:
-Estad también vosotros preparados,
pues, cuando menos lo penséis,
vendrá el Hijo del Hombre.

Francisco de Javier

 

         Francisco de Javier,
un gigante en el mapa de enanos de todos los tiempos.
Una antorcha de fuego a lo divino inextinguible
en los largos témpanos  de todos los siglos.
Navegando hacia la costa de Sancián,
recuerdo aquella blanca y lejana iglesita.

Hasta allí llegó nuestro héroe,
queriendo salvar  el mundo.
Se quedó solo.
Quizás Dios se arrepintió
de haberle llevado tan pronto con Él.

Teología y moral de género

 

           En su artículo Resituar homosexuales y transexuales en la comunidad cristiana, publicado en VN, el redentorista Marciano Vidal, que pasa por ser el mejor teólogo moralista de España, tras seguir atentamente el Sínodo de la Sinodalidad, el Camino Sinodal Alemán, y las respuestas dadas por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, así como las últimas Constituciones apostólicas del papa Francisco, somete al buen criterio de los lectores, así como a las autoridades de la Iglesia las siguientes reflexiones.

(Marciano Vidal, discípulo del eminente moralista redentorista holandés Bernard Häring,y del español Antonio Hortelano. emérito y director del Instituto Superior de Ciencias Morales, de Madrid, y  emérito asimismo de la Universidad Pontificia de Comillas, ha sido y sigue siendo el único teólogo  moralista español en la más importante revista internacional de teología, Concilium).

*

Análisis más precisos -que los que hemos utilizado hasta el presente- acerca de los datos bíblicos, históricos, teológicos, morales y canónicos de la  tradición cristiana nos conducirían a aceptar la coherencia moral (y jurídica) de unión socio-jurídica de dos personas homosexuales con los derechos y deberes que en en nuestra cultura asignamos al matrimonio.

Dentro de esos derechos y deberes entra el de de la paternidad/maternidad.: Para obtener ese bien pueden ser utilizados diversos procedimientos (adopción, etc.), sin que haya que descartar del todo el recurso a la maternidad subrogada. Obviamente, esos hijos tienen, sin ningún tipo de restricción, todos los derechos, también el derecho al bautismo, realizado según las normales exigencias.

Sobre las personas con condición transgénica o con disforia de género (que se saben de un sexo y se sienten de otro), escribe:

Estas personas tienen derecho a realizar su condición sexual según la orientación de género en la que se encuentran instaladas y a recurrir a los procedimientos hormonales y quirúrgicos requeridos para ello. La sociedad tiene la obligación de propiciar ese cambio de orientación y de aceptar las consecuencias sociales y jurídicas que de él se derivan.

Dentro de esas consecuencias sociales y jurídicas, no hay razón para excluir la posibilidad de asumir los derechos y deberes vinculación a la institución matrimonial tal como se realiza en el actual momento cultural, sin descartar el bien de la genitorialidad, para cuya realización son válidas las posibilidades formuladas más arriba para las parejas con orientación homosexual.

Sin que queden excluidas, ellas y sus hijos, del bautismo ni de la posibilidad de ser madrinas o padrinos del mismo, así como de ser testigos de la celebración del sacramento del matrimonio.

Centenario de Manuel Álvarez Ortega

 

                 Manuel Álvarez Ortega (Córdoba, 1923 – Madrid, 2014) fue, como es sabido,  un poeta y pintor admirable. Traductor de poetas del siglo XX francés: Saint-Johj Perse, La Tour du Pin, Apollinaire, Segalen, Eluard, Milosz… Maestro de su tiempo: La huella de las cosas, Clamor de todo espacio, Exilio, Invención de la muerte, Código, Ceniza son los días… Le recuerdo con este poema del su primer libro que leí.

                Lejos de todo lo humano

                                                      That was the song / the song for me

                                                                                                                          Wordswortth

 Junto al rumoroso río, como ese álamo añoso, mi descanso
quisiera tener, estar ahí en el tiempo, lejos de todo humano,
oyendo antiguas canciones, rumor de aguas y de brisas, sintiendo
la sombra del verano inclinar sus verdes hojas sobre mi ceniza.

Alguna clara tarde, mientras sueña el ángelus y el ocaso declina,
quisiera que hasta mí llegaran las alegres muchachas de la aldea
y pensaran que estoy allí, bajo sus leves pies, sin forma ni huella
visible, sombra acaso, mezclada a la tierra, siendo tierra misma.

Como un arroyo que bordeara un remanso de dolientes flores
sería el puro pensamiento de sus cabezas; después quedaría un aura
vagando en torno a mí, gimiendo levemente, sin dejar eco.
Esa sería   la oración tan sólo, el único canto para mí.