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Idioma: ¿la esencia de un pueblo?

 

                     Fui a leer ayer la entrevista en EC con el  reputado sociólogo vizcaíno Imanol Zubero, uno de los promotores de Gesto por la Paz, y después ex senador socialista, aunque le pusieran varias multas, según dice, por indisciplinado. Me decepcionó mucho: No se atreve a afirmar que el PSOE blanquee a Bildu y no hace ascos al pacto político y electoral entre ambos. Pues, con su pan se lo coma.

No ve riesgo alguno por el independentismo en Euskadi. El único riesgo serio para la convivencia en la Comunidad es en la gestión del idioma, del euskera: Ahí es donde veo yo un peligro importante de aceptación de la diversidad creciente de esta sociedad, que cada vez se ahonda más en la idea de que el idioma es la esencia de un pueblo.

Tras dar por bueno que el castellano es el idioma de la mayoría de la gente, incluyendo familias vascas de muchas generaciones, concluye: En todo lo demás, como el sueño independentista, sinceramente no veo que pueda prosperar.

 

«¿Dónde está el escándalo?»

 

                Así se pregunta Teo Uriarte, que de Bildu y ETA, que le declaró traidor, sabe un rato. Piensa que la última actuación de la coalición al servicio de SORTU tiene como fin exclusivo facilitar la supervivencia del futuro Gobierno y alianza Frankenstein. Y continúa:

-El insulto, la indecencia y la infamia se da en la alianza desde el Gobierno con los que no reniegan del terrorismo que los aupó hasta llegar a los pasillos de la Moncloa. Si alguien ha legitimado la historia de ETA ha sido Sánchez.

¿»Al PP le interesaba que ETA no acabase»?

 

                            ¿Es posible acusación más abominable, mezquindad más zafia? Pues eso es lo que el presidente Sánchez espetó al jefe de la oposición en el Senado, que tampoco estuvo todo lo fino que podía estar, a propósito de los terroristas en las listas de BILDU. ¿Quería acaso el PP de entonces tener más víctimas de las que tuvo? ¿Todavía muchas más víctimas que el PSOE?

A este grado de degradación hemos llegado, con tal de no rectificar el presidente Sánchez su política de alianzas con ERC y BILDU, las fuerzas políticas más disgregadoras del Estado de derecho que tenemos, con tal de permanecer, tan indignamente, en el poder.

Jesús Azanza Imaz

 

                     Ayer, por la tarde, en esa joya románico-gótica, que es la iglesia de San Miguel de Estella, celebramos el funeral de Jesús Azanza Imaz, prestigioso abogado estellés. Fuimos amigos desde los 11 años en el Seminario de Pamplona. Fuimos juntos a Comillas, al terminar los tres años de Filosofía, donde se hicieron amigas nuestras madres. Juntos estuvimos, en los primeros sesenta, como profesores en el Colegio Diocesano de S. M. del Puy de Estella, que él compaginaba con las parroquias de Villamayor y Arbeiza, primero, y de Villatuerta después.  Años adelante, siendo párroco de esta última, me acogió unos días, en  los que me buscaban para llevarme a la sombra. Era proverbial en él su vitalidad, su bonhomía, su buen humor, su propensión a la broma y al chiste. Era el oppositum per diametrum del apodo de su casa –Mal temple-, que le venía de lejos, no sé si de su abuelo, ex alcalde de Estella, o de dónde y desde cuándo.

Se secularizó después y casó con una mujer admirable, tuvo tres hijos y varias nietas, de las que se enorgullecía mucho, y a las que les hice unas letrillas. Pongo entre comillas el verbo secularizar, porque Jesús, al contrario de la mayoría de los clérigos que hicieron como él, nunca quiso dejar de ser sacerdote; tomó a pechos la doctrina de San Agustín sobre el carácter indeleble del sacerdocio, formó durante años una pequeña comunidad, de las que fue pastor, consejero y amigo, y defendió a capa y espada, más con la primera que con la segunda, su opción.

En conversaciones personales y en reuniones de curso -el «Aquilón»- tuvimos nuestras diferencias y discrepancias en tema tan sensible, donde la doctrina se mezcla con el método, la forma con el fondo, el ideal con la prudencia, la fidelidad con el sentido común. Sufrió algunos malos momentos, pero salió airoso de la aventura. La homilía de ayer, en boca del actual párroco de Villatuerta, es la mejor confirmación. Para unos un rebelde, para otros un precursor, él solía presumir de ser más estimado y querido `por los ateos y los agnósticos que por los creyentes, cuando lo cierto es que fue muy querido por una gran mayoría.

Mejor que nadie lo saben los feligreses de los pueblos donde evangelizó. Las muchas gentes a las que ayudó desde su despachó laboral, o las personas con discapacidad  intelectual, a las que protegió desde la Fundación Tutelar Navarra, de la que fue patrono durante muchos años.

Hombre de firmes convicciones políticas, y siempre prudente por su doble profesión, le puso en aprieto un buen día a su paisano y colega Manuel Irujo hablando sobre el futuro de Navarra, imposible según él con la teoría peneuvista. Lo contó en un curioso escrito que me lo envió en su día. Porque tenía también afición a escribir, y escribía muy bien artículos sobre temas populares y costumbristas -publicados algunos en revistas-, llenos de viveza y gracejo. Solía yo animarle a hacer una antología de sus trabajos para poder editarlos  después.

Meses antes de su muerte, su hija Noemí me llamó para que viera a su padre todavía con todas sus facultades activas. Fui con un amigo de curso y fue un encuentro inolvidable con toda la familia. Repasamos con mucho realismo y humor, nuestras vidas, desde nuestra niñez, y la tarde devino un canto a la fe, a la vida y, en definitiva, a la gloria y misericordia de Dios. El que acaba de acogerle.

La provocación de Bildu

 

                            La inclusión de 44 candidatos condenados por terrorismo, 7 de ellos con delitos de sangre, en las listas electorales de BILDU (mero instrumento político de SORTU, el partido POLÍTICO, que administra la herencia política de ETA) es mucho más que una provocación gamberra. Es el ONGI ETORRI a sus activistas más público y notorio, más formal y solemne  que jamás ha llevado a cabo, tras la desaparición del brazo terrorista, la eufónicamente llamada IZQUIERDA ABERTZALE.

Podía haber hecho lo contrario: llevar en la lista algunos arrepentidos conocidos o hacerlos conocer. Ha hecho lo contrario. Porque no quiere que se olvide el terror que causaron, sino que se lo recuerde como el supremo poder que era, como la causa que se confundía con su naturaleza, con su existencia dominante y avasalladora.

Qué corta es nuestra memoria. Si ETA, cuando podía, solía matar a alguien antes de cada elección general o autonómica, ¿por qué sus herederos no van a llevar en sus candidaturas a los que mataban? A los que seguimos la la lógica aristotélica y a la vez la moral cristiana no nos cabe en la cabeza. Pero la lógica y la moral de ETA y sus herederos es la de la guerra, y guerra genocida, étnica, donde el valor supremo es el poder, el poder de hecho y el poder del símbolo.  Y la historia del terror de ETA es para sus herederos de SORTU, que dirige la coalición de BILDU, el símbolo supremo de ese poder, de esa fuerza, de esa inspiración de dominio y de conquista.

Es la manera de decir a la gente que esos candidatos que fueron condenados, fueron injustamente condenados. No solo su elección redimirá su error o su delito, sino que su sola  candidatura proclama ya su inocencia y su verdad.

Si ETA carnívora y ajusticiadora tuvo que disolverse y desaparecer, fue tan solo aquella que las circunstancias externas e internas  hacían imposible, pero no desapareció, como algunos tontos lo repiten, la verdadera organización independentista y socialista, que sigue viva, perdurable, resistente y resiliente a cualquier adversidad y contratiempo.

Es la venganza por las numerosas detenciones, los juicios y  las cárceles. La venganza también por la humillación de tener que someterse a la legislación española, que hace disimular y mentir a la hora de tener que legalizar (por imperativo legal) los partidos, sindicatos, fundaciones y asociaciones.

Que se  vea, pues, quién vive, quién manda, quién afronta y representa el futuro del Pueblo Vasco.

Y que no se crea que por acordar  y pactar  con el Gobierno izquierdista español, BILDU (SORTU), encarnación de Euskalherria, se rinde, se rebaja, se humilla y, menos, renuncia a sus principios, a su verdadera naturaleza. 

Maixabel

 

               Vi ayer en la plataforma Netflix la película de Itziar Bollain, Maixabel, y me encantó. Dejo atrás dudas, prejuicios y juicios mal informados o dislocados, y tengo la dicha de ponderar la verdad, la belleza y la justicia de esta obra de arte y lo que ella representa: la virtud y la ejemplaridad de Maixabel Lasa, esposa de Juajn María Jáuregi, víctima de ETA y de todas las personas que  apoyaron su iniciativa.

Pocas veces -por ejemplo, en la novela aquí elogiada, Purgatorio– podemos admirar la necesidad humana y la fuerza de la conversión, la reconciliación y el perdón. Anterior al cristianismo, como podemos verlo en Séneca, es cierto que el cristianismo lo elevó a principio y precepto fundamental.

Excepcional me parece la actuación de Blanca Portillo y Luis Tosar. Me emocionó, me convenció, me entusiasmó.

Lo legal y lo decente

 

                        El presidente Pedro Sánchez, tras su encuentro con el presidente Biden, ha ido mucho más lejos que Chivite y Ramírez, que se quedaban en lo legal y hasta lo justificaban, y ha calificado de no decente la presentación como candidatos de 44 candidatos de Bildu, condenados por terrorismo, y hasta 7 de ellos por terrorismo con delitos de sangre: No es decente y merece el mayor de los reproches. Pero, señor mío, si eso no es decente, el mayor, el más elemental de los reproches es no colaborar ni pactar con quienes han cometido esa indecencia. Y, si, según el mismo Sánchez, esos candidatos solo deben dar un mensaje de perdón, reparación y arrepentimiento, y no lo hacen, o hacen lo contrario, usted me dirá qué debe hacer usted. A no ser que las palabras signifiquen una cosa en la Casa Blanca y otra en la Moncloa.

Y un recadito final para barones tan simpáticos como García Page y Lambán. Es demasiado tarde y demasiado preelectoral para rectificar la política del Gobierno Sánchez de tener como socio preferente a Bildu, sucesor de ETA-Batasuna. Han  tenido cuatro años para hacerlo. Especialmente Lambán, que ha mantenido varios encuentros con Chivite, podía haber hecho público su pensamiento mucho antes, por ejemplo antes de la votación en el Parlamento navarro de la nueva presidente del Gobierno. 

Dentro de pocos día, tendrá una nueva oportunidad.

Los que reciben los votos de Bildu

 

                    La presidente socialista del Gobierno de Navarra, María Chivite, dice lo mismo que su vicepresidente; que Bildu es legal, que ETA ya pasó, y otras frases hechas para no decir toda la verdad, y sobre todo para ocultar su voluntad, ya cien veces manifiesta, incluso en sede parlamentaria, de volver a contar con los votos de EH Bildu, el partido sucesor de ETA-Batasuna.

Engañará de nuevo  a muchos, pero a otros muchos no. Por eso me alegró tanto leer ayer en DN unas líneas de mi amigo Román Felones Morrás, ex presidente hasta hace poco del Partido Socialista de Navarra-PSOE, en un artículo titulado Tomás Caballero, compromiso y memoria, que no tienen desperdicio:

Estamos en vísperas de unas nuevas elecciones forales en Navarra. Los ciudadanos hablarán libremente, pero sería triste que con una más que previsible mayoría de votos constitucionalistas, fueran aquellos que siguen sin condenar los asesinatos los que decantaran el sentido del nuevo gobierno, no tanto porque ellos den sus votos, sino porque los que los reciban estén dispuestos a negociarlos.

ETA en las listas electorales

 

                Que EH Bildu, socio parlamentario del actual Gobierno, haya incluido en sus listas electorales 44 candidatos que fueron en su día condenados por colaborar o integrar  la banda terrorista  ETA, 7 de ellos con delitos de sangre, no hace mover un dedo, ni un pie, ni un labio a Pedro Sánchez y su partido sanchista. A lo sumo, a última hora, y tras un aluvión de reacciones adversas en toda España, unos suspiros…

Tampoco al Gobierno social-nacionalistavasco-podemita de Navarra, que se formó gracias a votos de EH Bildu, partido también socio parlamentario durante toda la legislatura. Es natural: favor con favor se paga, y perro no muerde perro.

Pero Javier Remírez Apesteguía, vicepresidente del Gobierno de Navarra, miembro de aquella Gestora del PSN-PSOE de 1996-1997, que profesaba la doctrina de la ejemplaridad política opuesta a la que mantiene el actual Ejecutivo, va más allá. Y tras recordar la legalidad de EH Bildu, afirma insistentemente, sin que se le suelten los botones de la americana, que el que estas personas asuman la legalidad vigente, la institucionalidad y lo que recoge la realidad constitucional es sinónimo de su derrota y de la victoria del conjunto de los demócratas.

De lo cual se deduce, por pura lógica aristotélica, que, si en vez de 44 candidatos condenados hubiera 100, y en vez de 7 asesinos hubiera 30, el signo de su derrota sería mayor y mayor el de la victoria de los demócratas. De donde vuelve a deducirse que, una victoria de EH Bildu en las próximas elecciones sería lo mejor que podríamos desear para que se manifestara en todo su esplendor su derrota y nuestra victoria.

Esperemos, pues, nuevos días de triunfo para un próximo Gobierno tri/cuatri/penta/partito en Navarra, con la participación, sin complejos, de EH Bildu, que cada día manifestará así su derrota política y, a la vez, la victoria de los que siempre hemos estado contra ETA-HB y contra postETA-EH Bildu.

Tendremos -lógicamente, de nuevo- que agradecérselo.

Por la vía romana Fillera-Pirineo (y III)

 

            El concejo de  Villanueva de Arce es el pueblo más alto del Valle, a 780 metros de altitud, bajo el Corona, con ocho casas históricas, altas y blancas, arremolinadas en torno a la iglesita de San Andrés, de origen medieval pero muy arreglada en el siglo XIX, y media docena de edificios posteriores, exentas, a un tiro de ballesta, hacia el sur, cerca de las faldas de un montecillo. Dos niños juegan con un balón en el rebote.

Seguimos hasta Arrieta, el concejo paralelo a Villanueva,  con una docena más de habitantes. El caserío, con ocho casas históricas, muy renovadas, se  extiende a los dos lados de un prado, donde pasta una yegua negra, y de una plaza o anchurón, ocupado en buena parte por la huerta abandonada y cercada del palacio de Marterena, donde todavía lucen unos perales y membrilleros, y  sobre todo unos lilos.  Sobresale la torre del palacio de cabo de armería, de los viejos Urniza -un jabalí bajo un roble, como en el escudo de Aezkoa-, de tres alturas y ventanas geminadas, adosada a dos edificios góticos más bajos, hoy remodelados y utilizados como Centro de yoga y meditación y baños de bosque. A la iglesia de San Lorenzo, plantada en el extremo occidental del poblado se sube por unas escaleras que llevan al atrio exterior más florido y arbolado de todas las iglesia de Navarra. Una fuente con un chorro de agua permanente en medio de la plaza, es la música más agradable en este día de calor, impropio de un inicio de mayo.

Volvemos a la carretera principal, y subimos hacia el caserío Imizcoz, debajo  del monte Jaundonejakue (Señor Santiago, por una antigua ermita), ¡que aquí dicen Juan del Saco! Pero seguimos  por una pista forestal hasta Gorraitz, seis kilómetros adelante, lugar escondido entre el Elke y el Pausaran, de cuatro casas históricas, despoblado en los últimos sesenta, y hoy con cinco viviendas rehechas, retejadas y renovadas, en medio de una lujuriante vegetación, donde están empadronadas de seis a diez personas. Desde aquí hay otra pista, pero no asfaltada, que  llega hasta a Oroz Betelu. En frente, tenemos el macizo de Baigura, de casi 1.500 metros. En un raso vecino pastan unas yeguas. Al pie de al iglesia de San Martin, cerrada y en mal estado hace ya muchos años, el camposanto es un jardín abrumado de plantas y flores, incluidas las de los dientes de león. No vemos a nadie.

Volvemos por la misma pista y nos paramos en Imizcoz-Imizkotz. Ya era hora de volver. Hace 44 años que mi amigo el ingeniero de montes, José Antonio Larrea me trajo por estos parajes, para mi entonces desconocidos -Imizcoz, Gorraiz, Espoz, Equiza…- y sobre los que escribí un artículo titulado Por la Navarra desconocida. Y tanto.

Comienzo a decir al señor asomado a una ventana entre dos balcones de la única casa habitada que aquí… Y enseguida me conoce, y baja, y nos saludamos y no paramos de hablar. Es el ganadero Ángel García Inda, uno de los dos hijos de aquella señora, que nos atendió aquel día. Un sobrino  vive a ratos en otra casa alta, a cierta distancia. Delante de la casa tienen los hermanos un corralillo de cabras, con su cabrón, y un corderillo, al que se murió la madre y  aquí encontró quien lo amamantase.

Andamos. Nos enseña la iglesita, con sus patrones San Pedro y Santa Águeda. Celebran cada año aquí la fiesta del patrón. Delante del templo, a modo de pequeño jardín, el cementerio donde reposan los padres de Ángel y una hermana. Conoce  este hombre a todos los paisanos del Valle y de todos estos parajes, también a varios canónigos de Roncesvalles que pasaron por aquí. Por aquí también le dijo Txoperena que anduvieron los romanos buscando y explotando minas de cobre y plata.

-¡Qué reencuentro tan entrañable, por Dios!