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Conservadores y progresistas



Mientras los políticos, los informadores y los ciudadanos sigamos calificando a los jueces de progresistas y conservadores, no tendremos paz en la vida política. Y tampoco en la justicia, que será ya conservadora, ya progresista, pero no justicia sin más.

Un aviso


Asi llamaban en mi pueblo a los incidentes en la salud.
Aviso siempre de Dios, ceador y conservador de nuestras vidas. Del cuerpo, que traduce, cuando puede, la medicina. Y de uno mismo a uno mismo.

Ayer, tras el almuerzo, me advino, súbito, un vértigo periférico, agudo pero no grave, que me hizo pasar un muy mal rato. Los servicios médicos llegaron a tiempo y mis ángeles custodios estuvieron siempre a punto.
Medicación y varios días de calma. 
Un aviso.

Últimos aforismos

 

Los carabinieri italianos no llevan ya carabina, pero no cambian de nombre, por si acaso.

 

Soberanía nacional dice soberanía reglada, sujeta a condiciones y contrapesos. Soberanía popular, en cambio, parece indicar el poder, sin más, del pueblo.  Por eso la han elegido todos los populistas.

 

Llega una edad en la vida, en la que tenemos que cambiar las deliciosas pastas, caseras o no, por las amargas o insípidas pastillas.

 

Sobre Emilio Arrieta

 

      La portada blanca del libro, de 168 páginas –La insospechada familia de Emilio Arrieta-, se llena con la caricatura en negro del músico navarro: de pie, largos cabellos, bigote y perilla, expresión severa, con partituras de sus obras enrolladas bajo sus dos brazos. Según el contenido del volumen, que tiene poco que ver con la biografía del artista, y  sí mucho con la rectificación de muchos de los datos de todas sus biografías, los rollos  podrían ser los muchos documentos parroquiales y municipales que el autor, Ignacio Janín, junto con los gráficos genealógicos, ha ido leyendo y estudiando, y que casi ocupan la mitad del libro.

Ignacio Janín es un escritor recio, con dotes patentes de mordacidad cuando la ocasión lo requiere y la razón obliga. Pero aqui la sustituye casi siempre por el ingenio y la documentación. Interesado por la vida de un antepasado indirecto de su mujer, curioseó en las circuntancias familiares y locales del músico puentesino, y se dio de bruces con un sinfin de dislates, que tenían poco que ver con la realidad, en nombres (y no solo en su grafía), apellidos, fechas, parentescos, edad, casas y calles, al hablar de los Arrieta y los Corera, o de los eclesiásticos de la familia, y, sobre todo -y este es uno de los mayores atractivos del libro-, por la manía de los sintagmas, casi motes, humilde familia y modestos hacendados, atribuidos por casi todos los biógrafos a los padres de Emilio Arrieta, falsedad que Janin va desmontando ingeniosamente a lo largo de sus páginas.

Caiga quien caiga: Gran Enciclopedia Navarra, Wikipedia, o biografías de Antonio Peña y Goñi, María Encina Cortizo o Jesús María Macaya.

Si el método Janin, esforzado y penoso por el mucho tiempo exigido, se aplicara con más frecuencia, veríamos a otros muchos hombres famosos llevando bajo sus brazos la documentación que viene a rectificar y completar a sus biógrafos oficiales.

 

Quietus pater



Recorriendo las calles de la ciudad romana de Ostia Antica -la mejor conservada junto con Pompeya y Herculano-, encuentro, adosada en uno de sus muros, fuera del cementerio, una pequeña lápida de marmol rectangular, con esta lacónica inscripción, que me conmueve como pocas:

Claudiae puellae filiae meae dulcissimae
quietus pater.

¿Quiere decir que se trata de un padre sereno, tranquilo? ¿O de un padre meramente resignado? ¿O, más bien, paralizado por el dolor y la pena?

Jesùs en las catacumbas de San Calixto



Antes que la cristiandad celebrase
el nacimiento de Jesús
-mediado el siglo IV, pontificado del papa Liberio-,
los cristianos de Roma, en los años anteriores:
pobres, esclavos, soldados, y algunos propietarios,
presbíteros, obispos, y hasta algunos papas,
varios de ellos mártires de la fe,
fueron enterrados en las catacumbas llamadas de San Calixto,
quince hectáreas entre la Vía Appia y la Vía Ardeatina.
Allí dibujaron y pintaron en los muros de las tumbas
el crismón, la figura del Buen Pastor
el Cristo bendiciente
o la cándida paloma
con el verde ramito de olivo.
Y escribieron las palabras más repetidas:
vida, paz y descanso.
-vita, pax y quies-.

Cristo había nacido
profundamente en sus corazones.

El Niño Jesús en el Ara Pacis

 

He soñado esta noche,
tras visitar el Museo del Ara Pacis Agustae,
que el niño Jesús escapó del presepio
de la cercana iglesia de San Girólamo,
y subió por su propio pie
las escalas del pedestal
de la próxima Ara Pacis,
hasta donde había de ofrendarse
el rito anual de los bueyes y el carnero.

Los ángeles de Belén
sorprendieron entonces
a Eneas, los espíritus fertilizantes del aire y del agua,
magistrados, sacerdotes, vestales senadores…
de los bellos relieves circundantes,
cantando alegres:

Gloria a Dios en las alturas
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.