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Justa de lugares comunes en el Senado

 

                         Volvió ayer a lucir Pedro Sánchez Castejón su reiterativa verborrea cínica en el Senado, y Alberto Núñez Feijóo se limitó a leer su discurso de siempre. Si el primero eludió sus mayores extravíos en el campo de la política, el segundo se volcó sobre todo en ellos, dando de comer a VOX y olvidando presentar alguna vez su correspondiente política económica, que pueda sustituir a la actual.

Obsesionados por las próximas elecciones, ninguno de los dos nos consoló en nuestras presentes aflicciones.

 

«Solo nos llegó la tarde»

 

Un viejo amigo me envía un precioso y breve vídeo, que resulta ser la recitación de un poema de Mario Benedetti por la primera locutora de la República Dominicana, María Cristina Camilo, activa a sus 101 años de edad

Aquí no hay viejos,
solo que llegó la tarde.
Viejo es el mar y se agiganta,
viejo es el sol y nos calienta,
  vieja es la luna y  nos alumbra,
vieja es la tierra y nos da vida,
viejo es el amor y nos alienta.
Aqui no hay viejos,
solo nos llegó la tarde.

(…)

Fueron niños, son hombres, serán viejos,
la mañana vendrá y llegará la tarde.
y ellos también darán consejos.

(…)

Aquí no hay viejos,
solo llegó la tarde.

 

Fe y creencia

 

                En su libro ¿Dios? En el ágora del siglo XXI, el sacerdote jienense Juan Jesús Cañete Olmedo afirma que todos somos ateos y a la vez creyentes de alguna divinidad, pero no todos tenemos fe, porque la fe nace de la experiencia de un encuentro, lo que solo puede ocurrir con un Dios personal. Para él, tanto la fe como la duda son inevitables para el que busca la verdad.

Según Cañete, la bulimia del materialismo occidental ha sucitado la anorexia del espíritu, y para muchos Dios se ha eclipsado dejando un vacío que pretende llenarse con otros dioses. Pero Dios sigue ahí, como huella, presencia elusiva, anhelo, búsqueda, verdad…

Eclipsadas las grandes cuestiones sobre el sentido, la vida, la muerte…, Dios ha dejado de ser creible para muchos, pero se piensa en cristiano más de lo que, en un primer momento, se es consciente.. Porque el ser religioso pertenece a la naturaleza del ser humano, y no podemos dejar de creer. Lo repimido siempre vuelve de mil maneras.

La verdadera religión cristiana, vivida en espíritu y verdad, siempre es liberadora y sanadora. El cristianismo del futuro, como presentía el gran teólogo Karl Rahner, se sustentará en una experiencia personal, irá a lo esencial y vivirá la autenticidad de modo comunitario.

El Reino de Dios en el Antiguo Testamento (I)

 

Dice David de Salomón que fue elegido
para ocupar el trono del reino de Yahvé.
Reinado, realeza, poder soberano
son equivalentes en el viejo Testamento.
Verbos dinámicos más que nombres abstractos
recorren salmos, himnos y oraciones:
Yahvé es rey, Yahvé gobierna como rey,
Yahvé reina sobre su pueblo amado,
Su poder soberano gobierna el universo…

Metáfora poética, Yahvé se hizo rey de Israel
luchando por su pueblo cual guerrero divino,
frente al poder tiránico de Egipto,
sellando con él la alianza en el monte Sinaí.
Andando el tiempo,
por Natán, el profeta,
prometió Yahvé a David el trono a su linaje
y un rey davídico, esperanza del tiempo final.
Casi todos los reyes de la Tierra prometida
adoraron a dioses paganos,
desoyendo el clamor de los viejos profetas,
y el rey divino entregó sus reinos en manos del rey de Babilonia.

El pueblo desterrado consiguió de Yahvé el perdón y el olvido
y tornó a brillar la antigua promesa
de un reino de Dios  sobre todo su pueblo.
Las doce tribus de Israel se reunirían
en la santa ciudad de Sión,
luz resplandeciente
que atraería a todas las gentes de la Tierra.
El rey y juez de los cielos
dejaría a los justos el poder
de juzgar y gobernar con él
sobre todo el universo para siempre.
Destruiría a perversos e inicuos sin piedad
 y, más allá de la historia,
una nueva era se abriría de gobierno divino.

 

Aa los 60 años del Concilio Vaticano II

 

           Juan Mari Laboa, mi colega, más joven, en el Colegio Español de Roma en los últimos cincuenta, uno de nuestros mejores historiadores de la Iglesia de las últimas décadas, afirma que el Vaticano II fue un acto absoluto de la Providencia. Que Juan XXIII no buscaba convocar un Concilio en el sentido pleno de la palabra, sino un encuentro de los obispos y darles más juego como elemento dinamizador del Pueblo de Dios, frente al centralismo que propugnó Pío XII, con un autoritarismo que los trataba como monaguillos. Y que el mismo papa se dejó hacer en la sede de Pedro, sin poner traba alguna a cómo iban desarrollándose los acontecimientos, oyendo a todo el mundo, con el lema creador y propulsor de los signos de los tiempos, que es la misma Providencia impulsando y acompañando a los espíritus más creadores. Después, Pablo VI apostó por continuar con valentía por el camino abierto por su predecesor. Según Laboa, el aterrizaje  conciliar ha estado paralizado por Juan Pablo II y Benedicto  XVI, sin minusvalorar otras aportaciones trascendentales de ambos pontífices en otros ámbitos, mientras Francisco es la aceptación del signo de los tiempos, continuador de Roncalli y Montini.

Laboa no cree que tenga sentido abrir la puerta a un Concilio Vaticano III: La Iglesia vive hoy una división que no ha tenido seguramente desde el arrianismo de los primeros siglos, no por culpa del actual papa, sino por la fuerza institucional y económica de un conservadurismo, que emergió con Montini y que ha ido extendiéndose y fortaleciéndose hasta nuestros días, frente a la Sinodalidad, que hoy es ese signo de los tiempos: El católico  normal y pecador está con el papa. Aquel que se siente hijo predilecto y heredero único le cuestiona porque no entiende ni quiere participar  de la fiesta del Vaticano II, porque es para todos. Le parece al historiador maravilloso, por dificilisimo, lo que está haciendo Francisco: apostar por la comunión desde la escucha a la Providencia, aunque tenga que renunciar a parte de la hoja de ruta. Nada de cortar por lo sano y dar palos de ciego. El papa actual dirige la Iglesia con un respeto inmenso, demasiada caridad y una misericordia admirable al que quiere presentarse como enemigo (…). No para de abrir procesos, pero respeta y deja expresarse a una Iglesia que no le respeta a él. (…) Vemos que mantiene determinadas normas en lo oficial, pero claramente actúa por delante tanto en sus gestos como en sus palabras. Avanza lo que va a venir y actúa en función de cómo actuaría Jesús.

Juan Mari Laboa, por su parte, a sus 83 años, está convencido de que, en lo que toca a las reformas necesarias y urgentes, no se trata de un recambio de organización, sino de una conversión espiritual. Tenemos que volver a Jesús, todos y cada uno. No se trata de cambiar las estructuras para volver a Jesús, sino volver a Jesús para cambiar todo lo demás.

Las cartas de Lope de Vega

 

          Todos estos días, mi lectura literaria son las numerosas cartas de Lope de Vega Carpio, como preparación para uno de los capítulos de mi serie acerca del clericalismo -anticlericalismo en la historia de España. Lectura apasionante, pues se trata de una especie de diario-síntesis de la vida política, cultural, literaria de la España de la primera mitad del siglo XVII.

En la última de las cartas que acabo de leer, Lope le dice a un amigo residente en la ciudad-corte de Valladolid, que, si Dios le guarda el seso, no quiere ir a vivir a esa ciudad: no más corte, coches, caballos, alguaciles, músicas, rameras, hombres, hidalguías, poder absoluto y sin p[utos] disoluto, sin otras sabandijas que cría ese océano de perdidos, lomos de pretendientes y escuela de desvanecidos. ¡Y lo dice el cortesano Lope, siempre a la búsqueda de nombramientos y bicocas regias, servidor servil toda su vida de varios nobles, especialmente del duque de Sessa, de quien no consiguió siquiera ser secretario oficial… !

Al final de la carta, le da consejos a su amigo sobre su posible casamiento: porque es una cárcel de la libertad y una abreviadura de la vida, y quien se casa por cuatro mil [alusión a los ducados de la  dote de la novia] dará dentro de pocas horas cuarenta mil por no se haber casado. ¡Y lo dice el faldero mujeriego y farandulero Lope, casado, viudo y vuelto a casar, y, además, clérigo!

 

 

La ley del «solo sí es sí»

 

                  La ley orgánica de garantía integral de la libertad sexual, popularmente llamada ley del solo sí es sí, promovida y defendida por el Ministerio de Igualdad, que rige la podemita Irene Montero,  fue aprobada en el Congreso de los Diputados el 25 de agosto de este año por 205 votos a favor, 141 en contra (PP y VOX), y 3 abstenciones (CUP y Partido Regionalista Cántabro).

Y, ahora, tras los muchos y escandalosos fracasos, ¿solo tiene que dimitir Irene Montero?

No al Mundial de Qatar

 

En su libro Qatar, sangre, dinero y fútbol, Fonsi Loiza acusa a políticos como Macron, a instituciones como la FIFA, a clubes como el Barcelona o el PSG, y a futbolistas como Guardiola, Hernández, Zidane o Gabi de blanquear el régimen dictatorial de Qatar para elegir ese país como sede mundialista.

Según el diario inglés The Guardian, más de 6.500 de trabajadores extranjeros (keniatas, indios, pakistaníes, palestinos…) han muerto durante los últimos años en la construcción de los edificios destinados al (Campeonato) Mundial de Futbol de este año (20 de noviembre a 18 de diciembre). A cada gol calculado en esta fiesta corresponden 39 esclavos muertos para hacerlo posible. Con temperaturas de hasta 50 grados, sueldos de miseria, jornadas de 14 y 18 horas, y 12 muertos por semana en los mismos tajos de labor. En el reciente Mundial de Rio de Janeiro murieron dos obreros y en el de Londres, ninguno. El Régimen teocrático, feudal y racista de Qatar niega a las familias afectadas cualquier indemnización. En ese país los trabajadores no tienen derecho alguno a la huelga ni a la afiliación sindical, con una absoluta sumisión al patrón de la obra, de quien depende la contratación (a menudo por sumas elevadas por medio de agencias de contratación en USA o en la India), permiso de residencia, cambio de trabajo, alojamiento, pasaporte y estancia en el país. El impago de los haberes es habitual. Habitual el forzoso trabajo en el sector de la seguridad privada, del servicvio doméstico o la construcción. Cualquier reclamación y no digamos protesta lleva consigo la expulsión del país o la muerte por hambre.

Ya sé que ni la Selección española, la Selección nacional -¿qué es eso de la Roja?- ni cualquiera otra tienen la culpa directa de tan macabra situación. Aunque sí indirectamente, por su silencio y su cobardía, cuando no, como en los casos arriba denunciados, más culpablemente. Y sé que el fútbol y la competición mundial no pueden pagar los delitos de unos inicuos gobernantes. Ojalá haya un plante general el día de la inauguración. Que no lo habrá.

Asi que yo, tan aficionado a este tipo de eventos, veré los partidos de fútbol de España y tal vez algunos otros. Pero no veré ni la inauguración ni la conclusión del Mundial. Un Mundial montado sobre miles de esclavos, sobre miles de cadáveres.

La «mano» de Irulegi

 

              Todo el mundo califica de relevante el hallazgo de una mano de bronce con inscripciones en signario ibérico (siglo I a. C.) en las excavaciones del castro de Irulegi que visité hace dos años (Cuaderno de bitácora, 20 de noviembre de 2020). Ya era famoso el llamado bronce de Aranguren, también en ibérico, descubierto hace años. Pero la importancia del descubrimiento sube de punto porque la primera palabra descifrada de las cinco inscritas en el bronce suena (nunca mejor dicho) a protovasco: Sorioneku (¿ emparentado con el Zorion del euskara actual, que significa felicidad, ventura?). Hay entre mis amigos y conocidos quien lo da por bueno, y quien, como Patxi Mendiburu, no lo ve claro, si Zorion viene del Sors-tis latino, como sostiene Caro Baroja, lo que significaría un préstamo del latín en tan poco espacio de tiempo. Y a Patxi, con su habitual sentido del humor, le evoca todo esto el fiasco de Iruña-Veleia y del Canto de Altobiscar.

Por ahora, la alta autoridad de Gorrochategi y de Velaza, los dos científicos probados, arqueólogo y filólogo el primero, y epigrafista el segundo, me merecen mucho respeto. Pero no desconozco la perpetua campaña de vasquización en todo lugar y tiempo, también en el reposado, y pacífico de suyo, reino de la arqueología, que, en algunos casos, como ya los hemos padecido, puede alterar toda clase de racionalidad y de sentido común.

Lo cierto es que la mano de Irulegi nos da una nueva pista sobre las relaciones del ibérico y el celtibérico con el protovasco y con el latín, sobre la territorialidad de todas esas lenguas, sobre su extensión e inter comunicación, y hasta sobre la especificidad del castro principal de nuestra Cuenca, cuya importancia era ya conocida. ¿Refrendará el estudio posterior de la inscripción la hipótesis de la primera aparición escrita del protovasco? ¿O será tal vez una similitud casual, o un préstamo recién acuñado en el signario ibérico de la zona?

Y me alegro también, desde un punto de vista local, por el singular descubrimiento en una excavación, que debe tanto al celo y al buen sentido cultural del Ayuntamiento del Valle de Aranguren, que, como en tantos proyectos, ha puesto alma, corazón y vida en este, por encima de cualquier interés espurio y al servicio de la cultura y de la civilización universal. Me alegra constatarlo una vez más.

¿Sedición, no? Pero sediciosos, sí

 

            Digan lo que digan y hagan lo que hagan, quienquiera que lo haga y que lo diga, los golpistas independentistas catalanes delinquieron directamente contra la Constitución de la Nación (sus dos primeros artículos) y las leyes complementarias, preparando una insurrección violenta, aunque sin la violencia de las armas, incluyendo un falso referéndum de autodeterminación, que declararon vinculante, y una declaración de independencia de toda una Comunidad Autónoma desde la misma presidencia de la Genaralitat, cuyo presidente era el representante ordinario del Estado en la misma. Cuando todo eso se hizo, lo que se hizo se llamaba y era rebelión y sedición. Luego, por pruritos técnicos, no se llamó rebelión, por la ausencia de armas, y ahora le quitan el nombre de sedición y lo llaman desórdenes públicos agravados (¡).

Pero el hecho no se puede cambiar, permanece para siempre. Se puede desvirtuar, tergiversar, falsear, olvidar la historia. Pero la historia no se puede cambiar. Lo que en nuestro Código se llama rebelión, aun sin armas, y sedición en países cercanos al nuestro se llama alta traición y se penaliza con gravísimas penas, si es que los partidos independentisats y comunistas son permitidos por las Constituciones respectivas. No es verdad que lo llamen desorden público. como puede ser una huelga violenta o un incendio provocado.

Y los sediciosos, los rebeldes sin armas, los no arrepentidos, los que dicen que lo volverán a hacer -ahora, con menos miedo que antes- siguen siendo los que entonces fueron. Ellos mismos se encargan de decirlo a todas horas.

Lo que  tenemos que preguntarnos es si el intento del presidente del Gobierno de rebajar la pena, negar su gravedad, facilitar un nuevo golpe, dejar desarmado jurídicamente al Estado, ningunear el discurso del rey de 3 de octubre, y desprestigiar al Tribunal Supremo y toda Justicia española ante la opinión pública española y europea, y especialmente ante los tribunales europeos, a cambio del voto positivo de los  partidos  independentistas a una ley de prespuestos y del fin último de permanecer el poder, no es igualmente un delito de alta traición.