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Viaje al otoño vitícola de La Rioja (y II)

 

El Alto de Castejón es un montículo de orientación SO-NE, que se yergue en una zona de viñedos, de unos 200 metros de largo por 40 de ancho, con una altura de 542 metros en la cota más alta, formado por una meseta llana, con un fuerte desnivel, aprovechado por los tres recintos defensivos del poblado, cuyos  restos de piedra son bien visibles. Subimos por una sendero zigzagueante, entre pequeños paneles que van ilustrando cada una de las secciones del yacimiento.

Las excavaciones se llevaron a cabo en 2010 y 2014 y descubrieron un poblado de la Edad del Bronce y del Hierro, entre los años 1000 y 500 a. C. La población  primitiva pertenecía a los berones, pueblo de origen celta, ocupante de los hoy Rioja Alavesa y Condado de Treviño. Las casas, de manpostería y adobe, son de planta circular y de planta cuadrada. Se encontraron en ellas placas de hogar, bancos corridos, huecos de postes paras sujetar la techumbre, hornos para el pan, cerámicas,  huesos, y una cisterna tallada en la roca con capacidad para miles de litros de agua. El poblado agrícola-ganadero siguió vivo durante la ocupación romana y perduró un tiempo durante la Edad Media. En el contiguo pueblecito de Navaridas se abrió un Centro de interpretación.

Desde la cima del antiguo poblado contemplamos todo el mapa de la Rioja Alavesa, con la calcárea Sierra de Toloño por el norte, el otero de Laguardia por el Este, sobre el que saca la cabeza el león dormido de La Población, y en el amplio somontano todo un océano de viñas otoñadas en tierras llanas, con algunas lomas y algunas cordilines, cubriendo breves rodales de pinos los pocos calveros -altillos y cabezos- que rompen la regla general del terreno.

Las viñas de vino blanco están presentes con las variedades de viura (predominante), malvasía, garnacha blanca, maturana blanca, turruntés, chardonay, sauvignon blanc y verdejo. Las de vino tinto se llaman tempranillo (predominante absoluta), garnacha tinta, mazuelo, graciano y maturana tinta.

Cuando las moléculas de la clorofila de las hojas viajan hacia las partes leñosas de los sarmientos, aparecen otros pigmentos, mezcla de azúcares con otras sustancias de la planta: los antocianos (rojos y morados), los carotenoides (anaranjados) y los flavonoides (amarillentos), que tienen funciones protectoras y absorben el exceso de radiación de la luz ultravioleta. Y así las parras de las viñas de uva blanca se visten con el color de sus vinos: pálido con reflejos verdes, amarillo pálido-verde, oro, oro viejo, canela rojizo, amarillo marrón y marrón (castaña). Mientras las hojas de las cepas de uva negra o tinta estallan en colores vivos y fuertes, como púrpura (rojo con tonos morados), rubí, granate (con matices naranjas y morados), o teja (más marrón que roja. Qué regocijo de colores. Qué rebullicio de vida vitícola en toda la Rioja alavesa, que irá apagándose dia tras día hasta los segundos fríos invernales.

Desde aqui vemos la doble torre parroquial de Elciego, pero no la bodega de los Herederos del marqués de Riscal (Hurtado de Amézaga), que llegó desde Burdeos a La Rioja, con todas las técnicas francesas, en 1856. Allá vamos. Pero antes comemos, como Dios manda, unas uvas tempranillo, dulces como la misma dulzura, y lleno una bolsa con las que me durarán dos semanas. Hay entre los liños muchas por el suelo, aún sin pudrir. Llegamos hasta la famosa bodega  y nos parecen bellas, como siempre, las planchas de titanio de Frank Gehry, que simbolizan sobre el nuevo hotel adjunto, como banderas al viento y al sol, los varios vinos tintos que elaboran (rosa), la malla de las botellas de la casa  (oro) y la cápsula de las mismas (plata). Pero, comparados con los colores de las viñas, tienen poco que competir. Hay mucha gente que aparca en el patio de los perales y entra a visitar la bodega. El regato no tiene apenas agua, pero la exhuberante vegetación  se mantiene en pie.

 

 

Viaje al otoño vitícola de La Rioja (I)

 

         Madrugada fresquita y sábado cálido de octubre: buen día para el viaje anual a los viñedos de La Rioja, para contemplar los colores otoñales, racimar y comer a pie de viña, con el postre a la mano. Digo racimar, cuando se puede hablar de semivendimiar, porque son tantas las uvas que escapan de las máquinas vendimiadoras, que podría alimentarse durante días una población con ellas.

La sequía ha vaciado ríos y lagunas, ha dejado pasmados árboles y arbustos, y parece haber acartonado también las hojas de las primeras viñas que vemos.  Estamos en La Rioja alavesa. Dejamos a un lado nuestra querida Laguardia, siempre airosa y alertada, y por un pequeño carretil llegamos hasta el rincón del dolmen El Sotillo, bien señalado, en términos de Páganos, ruta arqueológica nº. 21.

Bajo seis altas encinas, que han crecido alrededor, es un sepulcro colectivo funerario, del eneolítico-edad del Bronce (4.500-1200 a. C.), en forma de pasillo o corredor de 4 losas y 3 estribos pequeños, cámara casi circular sin cubierta, de 9 losas y túmulo de 12 metros de diámetro y 1´5 m. de altura.  Fue descubierto en 1956 por Domingo Fernandez Medrano, y siete años después, estudiado por él, Barandiarán y Apellániz.

Encontraron tras las excavaciones restos líticos (entre ellos, una hacha), óseos, cerámicos y metálicos (una flecha de cobre). Según el estudio  de ADN, llevado a cabo en Harvard, uno de los enterrados aqui posee el haplogrupo del pueblo Yamna, originario del Caspio o del Cáucaso; otros descubrimientos similares han tenido lugaren países cercanos europeos. Como en todos los monumentos megalíticos de Álava, un espléndido panel da cuenta con texto y fotos en color de este dolmen, y enumera los vecinos.

Por la tarde, seguimos rumbo a Elciego, por una pequeña carretera que avanza entre viñas, hasta encontrar la señal del Alto de Castejón, enfrente de la villa de Navaridas, de la misma raíz lingüística que Navarra.

El rapapolvos vaticano al Sínodo alemán

 

         Tras los cuatro foros ya tenidos  por el Camino Sinodal alemán, el pasado 29 de junio les llegó desde el Vaticano una Declaración, sin firma, en la que se ponían algunos puntos sobre las ies: Para tutelar la libertad del Pueblo de Dios y el ejercicio del ministerio episcopal parece necesario precisar que el Camino Sinodal en Alemania no tiene la facultad de obligar a los obispos  y a los fieles a asumir nuevos nuevos modos de gobierno y nuevas formulaciones de doctrina y de moral. (…) No sería lícito poner en marcha en las diócesis, antes de un acuerdo concordado a nivel de la iglesia universal, nuevas estructuras o doctrinas que representarían una herida a la comnión eclesial y una amenaza a la unidad de la Iglesia. Se insiste luego en el camino sinodal unido que está recorriendo la Iglesia universal y se recuerda de manera explícita, aunque sin concretar más, el fracaso histórico de ciertas iniciativas autonomas a lo largo de los siglos, a la vez que se remarca la centralidad de la evangelización y del sensus ecclesiae-

Parece que la Declaración la escribió en español el mismo papa, quien, en una reciente entrevista con el presidente de la Conferencia  Episcopal alemana, le habría dicho con su peculiar ironía: En Alemania existe una Iglesia Evang´´elica muy buena. No hay que querer dos. Lo cierto es que en Alemania la división entre los mismos obispos y entre los grupos y movimientos católicos es grande en este punto, aunque una gran mayoría está por la reforma, a  veces muy avanzada, en casi todos los temas.

Irritados respondieron la presidente del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), y el presidente de la Conferencia Episcopal a la Declaración del Vaticano. Ellos no buscan crear un cisma ni una camino alternativo al margen de la Iglesia, sino exponer claramente los casos, en lo que, en su opinión, son necesarios cambios. A la vez que se alegran de que el Vaticano se fije en la iniciativa alemana, lamentan no haber sido invitados para aclarar las posibles sospechas sobre el devenir del Camino Sinodal.  Saben muy bien que las decisiones de la Asamblea no tienen efectos jurídicos por sí mismos y recuerdan que sus reglamentos ordenan que las decisiones cuyas materias están reservadas a una regulación eclesiástica universal serán trasmitidas a la Sede Apostólica como voto del Camino Sinodal.

No se amilanaron tampoco los católicos elegidos para formar parte del Camino Sinodal. El cuarto foro del mismo se celebró el Franckfurt los días 8, 9 y 10 de septiembre. Entre los muchos extremos doctrinales y de acción que se aprobaron resaltan la  igualdad de la mujer en todos los campos de responsabilidad y acceso a los ministerios ordenados, así como la revaluación de la homosexualidad en todos los ámbitos de actuación, rechazando las llamadas terapias de conversión y la exclusión de homosexuales en los ministerios eclesiasticos. Ambos cambios doctrinales fueron aprobados por amplísima mayoría de obispos y laicos. Solo el texto sobre la nueva moral sexual de la Iglesia, aprobado por la gran mayoría de laicos, fue vetado -minoría de bloqueo-, por el voto negativo de 21 obispos, mientras 33 de ellos votaban a favor.

Otros puntos de la dogmática y de la moral cristiana han sido ya debatidos en los foros anteriores, y volverán a ser votados definitivamente en el quinto y último foro de marzo próximo: poder y separación de poderes en la Iglesia; el celibao sacerdotal; la intercomunión con los hermanos protestantes; el acceso a los sacramentos de los divorciados y vueltos a casar; la reforma del proceso de nombramienos episcopales…

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El óxido de octubre

 

Mi dilecto José Hierro escribió sobre el otoño estos versos únicos, cabales:

El álamo se cubre / del óxido de octubre.

   En un octubre casi sin color por la falta de lluvias, añado estos otros dos versos, en homenaje al  maestro:

Octubre, si no llueve, / trae un óxido leve.

¿Europa a la deriva? (y III)

 

               El tercero de los Encuentros de esta serie, entre el dramaturgo, teórico del arte, ensayista y filólogo  húngaro, Lászlo Földényi, y el filósofo  español y catedrático de  Filosofía de la Complutense, José Luis Villacañas, fue más fácil de escuchar, y es más fácil de resumir, puesto que la mayor parte del coloquio se centró sobre los precedentes, los actuales sucesos y las posibles consecuancias de la guerra de Ucrania, motivada por la invasión de Rusia.

Según Villacañas, el modelo  político hegeliano, que se recconoce en la lucha y en la victoria-derrota entre los Estados, es el que se ha impuesto siempre en Europa hasta 1945, mientras el modelo kantiano, de reconocimiento al otro en un proceso de cooperación, es el vigente entre nosotros desde esa fecha. Apelando a los grandes nombres rusos de Tolstoi, Dostoyevsky o Prokófiev, piensa Villacañas que el pueblo de Rusia está en condiciones de recuperar la vida pacífica y vincularse al resto para hacer su derecho. El filósofo húngaro, que padeció en sus carnes la ocupación soviética, no lo ve así. Para él, la cultura universal rusa es más fina que una membrana, es la capa superior de un pueblo que no ha podido impedir el gulag y el estalinismo. (…) Las sociedades del Este son jerárquicas, tienen prepración militar de guerra. Rusia, desde hace mil años, no tiene cultura del diálogo.

Empeñado Villacañas en comparar las dictaduras ruso-sovéticas con la española, afirma que Europa es hoy el futuro de España, pero habrá que pensar también en un futuro para ellos después de la guerra, que será larga, y cuanto más larga más problemas para Putin. Földénnyi, por su parte, nos recuerda que Europa, el continente más pequeño, no es el centro del mundo y que la mayor parte de la población de este vive según unos valores que no son los nuestros. Y una realidad reciente, que apens nos atrevemos a mentar: Putin ha ido sofocando durante años los derechos humanos en Rusia, mientras Europa, y sobre todo Alemania, mirando para otro lado, hacía buenos negocios con él.

Toda una lección de realismo y de esperanza a la vez,

 

¿Europa a la deriva? (II)

 

          Fue una pena que el filósofo y político italiano (dos veces acalde de Venecia), Massimo Caccari, aquejado de Covid, no pudiera estar entre nosotros, y solo nos aleccionara, con su pasión irreprimible, desde la pantalla. Su conferencia se titulaba con el equívoco señuelo de ¿Europa todavía?, sin que sepamos ni el origen ni el porqué del mismo.

Por fortuna el co-dialogante de Cacciari fue esta vez el juicioso filósofo español, Francisco Jarauta (Murcia, 1941), que en todo momento se mostró un europeísta cabal, aunque crítico, que planteó la cuestión del liderazgo europeo en el actual estado de guerra. Cacciari habló larga e intensamente sobre la destrucción de la idea, un día boyante, de la casa común europea, proyecto abandonado por las políticas pragmáticas de la Comisión, por el surgimiento de la derecha populista europea, resultado de la actuación de la izquierda, y por el debilitamiento del eje Alemania-Francia.

Para entender el énfasis de filósofo véneto (Venecia siempre fue punto de enlace con el Oriente) sobre la casa común europea, hay que recordar sus ensayos históricos sobre la Europa alargada que soñaron filósofos europeos como Nicolás de Cusa o Ramon Lull; sobre la solidaridad y subsidiaridad -¡tan repetidas aqui también!- en el ensayo escrito conjuntamente con el cardenal de Milán, el jesuita Martini, y toda una intensa obra sobre los principios de esa Europa necesaria para alcanzar un nuevo equilibrio internacional: Ninguna otra podrá desempeñar el papel dialógico y la responsabilidad inmensa que tenemos, pero para ello hay que reforzar la unidad. Es muy de notar que remembró varias veces la voluntad de la Santa Sede por la Rusia post soviética, sus visitas a Moscú, la invitación al Patriarca Ortodoxo para visitar Roma…

Al hablar del fracaso de la casa común de esa Europa, que debiera haber convencido a Rusia y a todo su entorno de que Europa era suya, Cacciari, si bien achacó a esta, como hemos visto, la pérdida de auctoritas, echó sobre la Rusia de Putin la máxima responsasbilidad del estado actual de cosas, al moverse solo en los parámetros obsoletos del imperialismo, el centralismo y la antidemocracia.   No entendimos muchos, la verdad, la pregunta que hizo entonces Ramón Andrés sobre el ensimismamiento de Europa (ya mentado en la conferencia anterior), sobre su sueño de grandeza,  su fábrica de nihilismo (sic) y  su utopía, que la tenían inoperante y acorralada. Menos mal que el italiano reaccionó pronto a uno de esos extremos y respondió de inmediato que las utopías europeas siempre fueron reales, lo mismo en Moro que en Saint Simon, con proyectos que siempre mostraban confianza en las capacidades de asimilación de Europa.

Acabada la idea de Europa como potencia hegemónica tras la Segunda Guerra Mundial, las actuales potencias económicas, tecnológicas y científicas no saben ni sabrán construir esa gran República universal que el mundo necesita. En este punto, Jarauta aludió a las grandes corporaciones que son los grandes poderes  de hoy, no constituidos de forma democrática, sin que haya sujeto alguno capaz de abordar esta complejidad. Pero Cacciari todavía defendió la singularidad europea a la hora de pensar en el futuro una posibilidad de relación con Rusia y otros países orientales. Una Europa del diálogo, que hace posible que se multipliquen los archipiélagos, pero dentro de un mismo mar.

¿Europa a la deriva? (I)

 

          No sé exactamente qué clase de relación se ha querido encontrar entre la celebración de las bodas de oro de los Encuentros de Pamplona con el Arte, en 1972 (Encuentros 72-22) y la reflexión sobre la Europa actual. Y tampoco el sentido que se le ha querido dar a títulos de las conferencias, como La deriva de Europa, ¿Europa todavía? o Europa o la indefinición que, en principio, no suenan muy positivos. Ni sé que tiene que ver con el Arte o con tal celebración la intervención de la escritora peruana, residente en España hace veinte años, Gabriela Wiener, que ha venido a decirnos y a enseñarnos, con el ardor de un Chaves, un Maduro o un Evo Morales, que aquí todos somos machistas, racistas y hasta fascistas, y a reprobarnos la manera de celebrar nuestro 12 de octubre, con estas fiestas, estos desfiles, estos reyes…

Europa o la indefinición era el título con el que tenía que lidiar el filósofo, ensayista y novelista francés Pascual Bruckner, en diálogo con el comisario de los Encuentros, el ensayista navarro Ramón Andrés. Para empezar, Bruckner piensa que a Europa le falta más que la indefinición el orgullo de sí misma: parece que siempre se disculpa por existir, cuando realmente es un oasis de civilización en un océano de salvajismo y arbitrariedad. Pocos días después, decía algo parecido el comisario español Borrell y se armaba en el mundo la de San Quintín.

Una y otra vez el escritor francés exalta los valores civilizatorios de Europa en el ámbito plural de sus 27 identidades nacionales, con un instintivo sentimiento de solidaridad a la hora de las desgracias comunes, como el caso de la invasión de Ucrania. Uno de los pensamientos que más me gustó fue que, al revés que otros sujetos históricos, ha sido capaz de hacer autocrítica de sus errores y de sus delitos a través de la historia.  A día de hoy no solo le preocupa la extrema  derecha, en manos de Putin, sino  también la extrema izquierda, cercana a Moscú y fascinada por los regíemes autoritarios, como es el el caso de su compatriota Mélenchon con su France inosumise, que ha absorbido a toda la izquierda francesa, también a la izquierda socialdemócrata y republicana, que no supo resolver antes los problemas que plantea la situación actual. En Francia, según Bruckner,  la izquierda perdió a la clase obrera que se pasó al Frente Nacional de Le Pen. Estaríamos pagando muy caro las ilusisones que siguieron a la caída del Muro, las del fin de las fronteras y de la idea nacional.

Si no el principal, si uno de los principales problemas que tiene Europa le parece al filósofo el de la inmigración, y no solo desde un punto de vista moral, sino también político. Distingue bien entre el asilo y la migración económica. Él prefiere, siguiendo el ejemplo de Canadá, la inmigración por cuotas de talento, y, ya que no podemos acoger a toda la mseria del mundo, debemos acoger a aquellos que nos  sean útiles y a los que podamos ofrecer un trabajo y unas condiciones de vida decentes, siempre que acepten las leyes de la Reoública.

 

Clientelismo y frentismo

               Cada día estamos más cerca del cesarismo, de la vulneración de las reglas de juego y de la colonización de las instituciones. De la instalación del clientelismo y de la retórica frentista. El CIS, por ejemplo, se ha convertido en una agencia de intoxicación en vez de fuente de información. Acaban de forzar la dimisión del presidente de RTVE y de elegir a dedo de la mayoría relativa su sustituta, para dirigir la máquina electoral. Cuesta encontrar un organismo público que no tenga desnaturalizada -es decir, violentada- su vocación de servicio público. Vivimos ya desde hace tiempo un clima electoralista, donde la realidad se confunde con la propaganda, creando expectativas que el Gobierno no puede luego concretar. Menos de dos millones de familias han logrado beneficiarse del bono social, cuando el cálculo inicial era llegar a los cinco millones. Y lo mismo ha ocurrido con la implantación del ingreso mínimo vital. La inflación está disparando la recaudación, asfixiando las clases medias, mientras el Gobierno se niega a deflactar el IRPF. Prefiere el recurso peronista de ofrecer recursos, propios o ajenos, a sus partidos clientalares y a sus clientes políticos, para que se lo devuelvan en votos, aunque engorde hasta extremos nunca conocidos la deuda pública. Al mismo tiempo avanza la demonización del adversario político, convertido en enemigo: medios de comunicación no afines, citados por su nombre; empesarios, otrora amigos, ahora expuestos al ludibrio público, citados por su nombre igualmente, y sobre todo los líderes de los partidos de oposición, tratados mucho peor que los independentistas convictos y confesos de Cataluña o los herederos de ETA de Euskadi.  Nos inunda una retórica de resentimiento social, que arruina todo intento de convivencia. Y este resentimiento lo trasladan a la historia con una antihistórica ley de Memoria, que nutra a la vez nuestro presente y nuestro futuro.

Aprendiendo de Manuela Carmena

 

          Larga y sustanciosa entrevista la que hicieron este verano en la revista VN a Manuela Carmena, la ex abogada comunista y antifranquista, la ex juez, la ex cofundadora de Jueces por la Democracia, la ex miembro del CGPJ, la ex alcaldesa de Madrid. Cuenta Manuela que cuando, hace un año, el arzobispo  de Madrid y cardenal Carlos Osoro convocó a un grupo de políticos y ex políticos a la consulta sinodal, después que ella hubiera hablado, se le acercó un alcalde de derechas, que se había dedicado durante años a machacarla, y le pidió perdón por todos sus ataques anteriores, tras valorar que a todos ellos les movían más cosas en común que aquello que los separaba. Porque Manuela Carmena es también aquella aquella alumna del colegio Blanca de Castilla o de las Damas Negras, a la que llevaron, a sus 14 años, a dar catequesis, los domingos, a una zona de chabolas de Madrid, de donde le nacieron las ganas de enseñarles a leer, los sábados, y a la vez el sentimiento contra la exclusión, así como el deseo, primero, de estudiar filosofía, y luego derecho, y después  la vocación política.

Lejos de estar retirada, continúa activa ya sea a través de sus proyecto solidario Cosiendo el paro, con tienda y todoo participando en mil foros, varios de ellos organizados por la Igesia, incluso por el papa Francisco. Esta madre y abuela de 78, que defiende con energía su política de pacificación y ecumenismo durante sus años de alcaldesa y mantiene la dignidad de su agnosticismo, ve una Iglesia muy diversa; conoce mucha gente maravillosa en ella, pero como institución la ve cerrada para defender lo suyo, situando su doctrina por encima de su persona, sobre todo en el asunto de las migraciones, el mayor marrón que tenemos en nuestra generación, y donde la ex alcaldesa es muy crítica con la política del Gobierno español. La Iglesia sería más Iglesia, dice, si tuviera una actitud absolutamente decidida y volcara toda su fuerza en defender la dignidad de estas personas , y no dedicándose a otras cuestiones más ideológicas.

En cambio, lo que hace el papa Fancisco le parece fenomenal y fantástico. Durísima con los políticos de Vox  y grupos similares, que viven una espiritualidad sin humanismo, es también crítica con otros católicos que ha conocido en el ayuntamiento. Desea que la Iglesia recupere el humanismo por encima de mandamientos y dogmas. Frente al amor al pobre le parecen cuestiones secundarias que las mujeres sean curas, o el mismo celibato, que le parece una tontería. No le gusta nada, por otra parte, la continua política de enfrentamiento que se hace en España, y reclama otra política, pero que exige un cambio de actitud de todos y de cada  uno. La que ella ve en la encíclica Fratelli tutti, que ella leyó con una enorme felicidad, al ver cómo Francisco recoge la cultura de la familia cristiana y aporta un brillo y una novedad que faltaba. Y para ella la gran novedad que plantea es la bondad como una virtud en la política, que está mal vista porque se considera una bobería. El buenismo no es malo, lo malo es el malismo.

Entiende la política como cuidar: lo social es cuidar. En un reciente encuentro con las Carmelitas de la Caridad Vedruna, les decía: Me parece que las actitudes de cuidado que vosotras desempeñáis, porque os conozco, son el futuro. Creo que el cuidar, el cuidarnos, es un elemento absolutamente ejemplificador que exige mucha imaginación. Cuidar bien significa aceptar la diversidad del ser humano en su conjunto.

En febrero de este año la llamaron del bufete Cremades&Calvo Sotelo para colaborar en la auditoría encargada por los obispos para radiografiar los abusos sexuales en la Iglesia. Y en ello está. No le parece del todo bien lo que están haciendo y tampoco lo que hace el Defensor del Pueblo, que, según ella, no está para eso. Ella hubiera preferido una comisión ciudadana, aséptica y objetiva, no vinculada a una institución pública, y no cada uno por su lado: Es una falta de seriedad impresionante por parte de de todos frente a las víctimas.

 

El Dios de G. M. Hopkins

 

        Gerard Manley Hopkins (Strafford, Londres. 1844 – Dublin, 1889) fue un poeta, dibujante, pintor y compositor musical. Se convirtió del anglicanismo al catolicismo en 1866 y, dos años más tarde, entró en la Compañía de Jesús. Tras ejercer su apostolado en diferentes lugares, acabó  su vida como catedrático de latín y giego en la universidad de Dublín. Destruyó, al hacerse jesuita, su obra poética anterior y se prohibió a sí mismo escribir, si no fuera por mandato explícito de sus superiores. Volvió a escribir diez años después. Buscó intensamente a Dios a través de la belleza y de la contemplación de la naturaleza. Introdujo en la escritura nuevos recuersos estilísticos e innovadoras estructuras métricas. Se le considera uno de los mejores poetas en lengua inglesa. No se publicó casi nada hasta treinta años después de su muerte. Influyó poderosamente en la poesía de Auden, Waley o Eliot,  y en los músicos Britten o Barber,  asi como en en el poeta y jesuita navarro Angel Martínez Baigorri.

 

Todas las cosas están repletas de amor, están repletas de Dios.y, si sabemos tocarlas, lanzan chispas y se encienden, producen gotas y manan, cantan y hablan de Él. 

 

Tú me me dominas, oh Dios, dador del aliento y del pan / margen del mundo, vaivén del mar / de vivos y muertos Señor; / Tú en mí  ligaste mis huesos y mis venas, sujetaste mi carne, / después -con qué temor-, casi deshecho, / me rehiciste: ¿y uelves a tocarme de nuevo?; / siento otra vez tu dedo y otra vez te compruebo. //  (…) Yo te admiro, dueño de las mareas, / del antiguo diluvio, del ocaso del año, / del flujo y del reflujo de las olas del mar, / su entorno, sus riberas y sus rocas; / Tú, agitando y templando el océano de la mente fluctuante; / Tú, fundamento del ser y su granito; incomprensible Dios, / entronizado tras la muerte, con la soberanía  / que atiende, mas se oculta, presagia, mas se agranda…