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Pobre Margarita Robles

 

             No está mal, que, en aras de la verdad, de la realidad de los hechos, se nos caiga el último palo agarradero que nos quedaba en el heteróclito sombrajo Sánchez, que era Margarita Robles. Ayer, ella obedeció, sin más, tal vez rezongando, a su jefe y amigo; inventó, complaciente sanchista, la palabra sustituir en el sentido de destituir, pero sirvió en bandeja de plata -metáfora utilizada por todos, olvidados ya de Herodes Antipas y Juan el Bautista-, pero de plata ensangrentada, la cabeza de doña Paz Esteban, a quien había defendido con uñas y dientes unos días antes en todos los foros. Pero se lo pedía esta vez, urgido por sus socios y a la vez espíados separatistas catalanes, su jefe…, el jefe a quien citó seis veces en su comparecencia, declarándose, por si acaso, su amiga, su favorecida, y a la vez admiradora.

Pobre Margarita Robles. Hoy la he visto en el Congreso, menospreciada ya por la oposición; acometida por Rufián (su patriotismo es tóxico); compadecida a lo sumo por sus miembros y miembras del Gobierno y por los diputados socialistas. Tenía más que nunca aspecto, voz y quejumbres de niña temblorosa. No ha contestado -no hubiera sabido- a las verdades del barquero de la oposición y solo ha pensado en defenderse a sí misma: ¡que nadie le dispute a ella, ay, su amor a España, su defensa de las fuerzas armadas y del Centro Nacional de Inteligencia…!

(Excepto, si otra cosa le pidiera su amigo y admirado presidente, le resonaría su conciencia profunda).

Pobre Margarita Robles. Sin dimitir. Si admitir. Sin manumitir-se. Con solo el miedo de ser cesada, en esa salvaje manera de hablar que tienen casi todos los políticos y periodistas.

Los católicos franceses

 

        Según los sondeos encargados por publicaciones católicas francesas, el 55% de los católicos franceses votaron, en la segunda vuelta, por Macron en las recientes elecciones presidenciales. Al mismo tiempo, el 45% de los católicos no practicantes dieron su voto a Le Pen frente al 39% de los católicos regulares. Con un 42%, globalmente, de ese voto a la lideresa de extrema derecha, podemos deducir que cuanto más cercanos al culto, los católicos resisten mejor al voto en favor extremo conservador.

Desde 2017 ha crecido el apoyo de los católicos franceses a las candidaturas conservadoras. Y es que durante muchos tiempos los católicos practicantes han sido la categoría más reacia a la extrema derecha, pero esa especificidad está desapareciendo poco a poco. En la primera vuelta de estas última elecciones, el 27% de los electores católicos votó a Le Pen y el 10% a Éric Zemmour, atraidos por el discurso de este sobre el cristianismo como matriz de la sociedad francesa y su visión conservadora del país.

Entre las causas próximas del alejamiento de la izquierda y del centro hay que apuntar a ciertas leyes propugnadas y aprobadas por el Gobierno y la mayoría de Macrón: la posibilidad de recurrir a la procreación asistida; el alargamiento del plazo del aborto a 14 semanas; su empeño personal, hecho público en toda Europa, de introducir en la Carta de Derechos Humanos el derecho al aborto…

Tendencia resistente, parecida a la ya bien constatada en países como Estados Unidos de América e Italia.

Día de Europa. Los nuevos navarros y europeos

 

            Por vez primera, se ha celebrado en Navarra el Día de Europa con la presencia activa y protagonista de los nuevos navarros y europeos, representantes de diversas asociaciones de inmigrantes,  que han ido leyendo la Declaración fundante de Schuman, del año 195O, con especial intervención de dos inmigrantes ucranianas, de la Ucrania invadida por el Gobierno dictatorial de Putin.

La Delegación del Gobierno de la Nación en Navarra, el Consejo Navarro del Movimiento Europeo (de donde partió la iniciativa) y el equipo Europa de jóvenes navarros han querido celebrar así el Día de Europa, este 9 de mayo, entristecido  y velado de luto por la guerra en un país europeo, aunque no pertenezca todavía a la Unión.

De los nuevos europeos, de los milllones de nuevos europeos, venidos de los otro cuatro continentes, depende en buena parte la suerte, el futuro de Europa. Ellos son los más ignorados y olvidados. Ellos son, por ser en su gran mayoría jóvenes, un elemento decisivo para nuestra integración y nuestra unidad.

Esta es, con toda su modestia,  y con solo su poder simbólico, una de aquellas realizaciones concretas que creen en primer lugar una realidad de hecho, a las que se refería el gran Schuman, en su célebre Declaración, de 9 de mayo de 1950.

Acertada idea la del Movimieno Europeo. 

Cuarto domingo de Pascua

Jn 21, 1-14

        ( Ver otra version de la perícopa de Juan en la bitácora del 9 de mayo de 2021)

Muchos años después de la muerte de Jesús,
el evangelista que lleva el nombre de Juan
apunta los desafíos a que se enfrenta
la comunidasd joánica del tiempo.
El relato funde la pesca exitosa con una cena pascual,
en una escena de reconocimiento.  
El número simbólico de siete discípulos, llamados ahora hermanos,
alude a la Iglesia universal,

heredera de Jesús, no cerrada en el pueblo de Israel
-los Doce-,
sino abierta al futuro de todos los pueblos.
Igual que el número triangular de los 153 peces capturados
en la red de la Iglesia.
Vino, panes y peces son en su abundancia
símbolos cotidianos de la nueva economía evangélica.

La victoria del Sinn Féin

 

            La victoria, por vez primera desde 1921, del Sinn Féin, brazo político del IRA, es una noticia de primera magnitud.

La división de los unionistas, sus discrepancias con las consecuencias del Brexit, pero sobre todo la renovación del partido republicano católico, su política social y su impacto en los más jóvenes, explica ampliamente su victoria.

Su ascenso en el Ulster (Norte de Irlanda) es similar también al progreso, ya evidente en las elecciones generales de 2020, en la República de Irlanda.

La posibilidad de la reunificación de las dos Irlandas está sin duda más cerca, sobre todo por razones demográficas, pero también políticas.

Pero todavía es débil la convicción general sobre dicha reunificación, no solo en el Norte, donde una gran mayoría sigue siendo unionista, partidaria de la unión con el Reino Unido, y en el Sur la mayoría favorable a la reunificación no es tan grande como podía esperarse: sólo 6 de 10 entre los que responden al último sondeo.

 

 

Últimos aforismos

 

 Que en toda una comisión parlamentaria, por secreta que sea, se exija del Centro Nacional de Inteligencia aclarar a quién se espía, es el colmo de una institución oficial e inteligente.

La inteligencia de un Estado democrático exige mucha buena memoria, poco sentimiento y, sobre todo, mucha buena voluntad.

Cosa curiosa: que el mango no tenga mango.

Muchos políticos hablan con naturalidad de rodar cabezas. ¿Tan redondas y rodantes creen que son?

 

Los carritos del Banco de Alimentos

 

              Paseaba yo, ayer tarde, junto al pequeño río Sadar, espeso de vegetación primaveral en sus orillas, en un municipio compuesto cercano a Pamplona, que es el segundo en renta por cápita en toda Navarra.

La población del núcleo principal del municipio ha crecido mucho en estas últimas décadas y las variadas nuevas urbanizaciones se mezclan, en buena parte, con antiguas fábricas, almacenes y talleres, grandes y nuevas superficies, restaurantes y bares recientes, la nueva iglesia parroquial y edificios de instituciones económicas y sociales. Apartado a unos cientos de metros, está un apretado polígono industrial. El muy activo ayuntamiento ha sabido reservar grandes espacios a parques verdes y zonas recreativas, con un buen plantel de árboles ornamentales, entre los que sobresalen abedules, fresnos, acacias, arces, álamos, olmos y mostajos o serbales blancos.

Veía yo cerca de la nueva iglesia un venir y volver de carrritos de la compra y pensaba que iban y venían a/de la mayor superficie comercial del entorno. Pero no, al pasar cerca del edificio horizontal adjunto al templo, vi una especie de habitación-almacén, donde estaban recogidos en cajas individuales las raciones de pan, verduras, aceite, huevos, fruta…, que el Banco de Alimentos envía en bruto a las parroquias, donde un equipo de voluntarios de Cáritas reparte luego en lotes según las familias necesitadas en cada población. Las personas que traían y llevaban los carritos de la compra eran, en su gran mayoría,  inmigrantes: madres jóvenes, parejas jóvenes con o sin niños, y una minoría que parecían españoles o europeos del Este.

En frente del almacén parroquial, a donde entraban y de donde salían los carritoss hay una hilada de chalés o villas, modestos y adosados, con sus pequeños jardines delanteros, y varios de ellos con la placa en sus muros de Securitas Direct. Dos señoras paseaban con un perrito en los brazos de una de ellas. No había más viandantes en la zona, a esa primera hora de la tarde. Los carros dejaron de pasar a eso de las seis.

España, diferente

 

       El pecado original de este Gobierno, que fue el de coalición con Podemos, abocado a buscar como socios a los peores enemigos de la España constitucional, lo ha contaminado todo  y todo lo ha degradado: el Gobierno, el Parlamento, la Fiscalía, la Abogacía del Estado, la relación co la Oposición… Y ahora quiere el Goberno degradar el CNI, el Consejo Nacional de Inteligencia.

Españaes el único país europeo, cuyo jefe de Gpbierno denuncia haber sido espiado por una po tencia extranjera, lo proclama  a todos los vientos, pero no se atreve a señalar a nadie, aunque todos sospechan del Rey de Marruecos, lo que, de ser verdad, volvería a dejar la relación con el país vecino en crisis máxima.  Pone así en la picota a sus servicios secretos, muestra al mundo su debilidad y siembra la intranquilidad entre todos los ciudadanos. Y todo porque tiene que habérselas con sus amigos independentistas catalanes, recién indultados, de cuyos votos depende, que le han declarado la guerra al saberse espiados por el CNI. Contradicción que no puede resolver sino anunciando  lo que todos los paises europeos callan, para intentar rebajar, en balde, la presión independentista, distraer la atención pública y esperar algún tipo de compasión.Pero recibe, el contrario, más oposición, más menosprecio y burla.

De Lorca a Murugarren, pasando por Mauriain (y III)

 

         Avanzada la tarde, nos vamos al sur del Valle de Yerri, al lugar-concejo de Murugarren, que data del siglo XIII, y, como su nombre apunta, se trata de otra muralla, fortin, castro, oppidum, esta vez con el sufijo b(g)arren: pie, extremo interior, parte baja. A primera vista, es un espolón rocoso inclinado de oeste a este, sobre las tierras bajas del Valle. Parte del caserío del pueblo, de una setentena de habitantes, se formó a sus pies, en la vertiente norte, y parte se encaramó a la parte más alta del espolón. Debajo de la iglesia hay una fuente de piedra, con un largo abrevadero, de donde parte la regata de Monjiliberri, que daría el agua necesaria a sus primeros pobladores.

Cerámicas celtibéricas y restos de molinos barquiformes identifican este castro de la Edad del Hierro, que no debió de tener continuidad en tiempos romanos.

Toda la parte inferior del castro es un herbazal baldío cando no un basurero inmundo, que amontona desde una camioneta abandonada junto a toda clase de deshechos. En lo que parece el muro de separación entre el poblado y el espacio habitual para el ganado y otras actividades, crecen solitarios unos bellos lirios morados, que contrastan con el descuido y la suciedad imperdonable del espacio.

El poderío de visibilidad de Murugarren (557 metros) sobre el sur del Valle es grande, pero muy inferior al del  cercano castro Muru, en el monte de mismo nombre, a poco más de un kilómetro de distancia. Señorío medieval, de 18.000 metros cuadrados y 645 metros de altitud. Inédito, como los tres anteriores, Javier Armendáriz, que los descubrió y estudió, piensa que pudieron llegar hasta él los habitantes del cercano castro de El Cerrado, en Bearin, porque este terminó cuando aquel comenzó. Para descender quizás después,  en tiempos altoimperiales, al lugar del pueblo actual, otro antropónimo latino de propiedad, ya habitado por entonces. Sólo por el descubrimieno de cerámicas manufacturadas y celtíberas sabemos de la existencia del poblado, porque su estructura nos es desconocida. De todos modos, sus condiciones de habitabilidad y  visibilidad no solo sobre los valles de Yerri y Guesalaz, sino sobre los del Ega y Urederra eran mucho mejores. Un día, hace ya tiempo, visitamos el caserío Muru con Pablo Larraz, quien nos recordó el fortín carlista que fue sobre las posiciones liberales de Abárzuza, y cómo desde cerca de allí hirieron de gravedad al teniente general Concha, cuya memoria en forma de columna partida todavía permanece en el lugar del suceso a orillas de la carretera.

Vemos la iglesia y su torre, y varios almaceces del caserío, pero no el palacio, todo ello hoy propiedad particular, y no podemos subir porque el paso está cerrado. Qué le vamos a hacer…

 

De Lorca a Murugarren, pasando por Mauriain (II)

 

              Tras mucho  buscar*, se nos ha hecho tarde, y en vez de esperar a subir a Mauriain (675 m), extremo ocidental del macizo de Eskintza, para nuestro déjeuner sur l ´ ´´herbe, nos quedamos al comienzo de uno de los caminos, junto a un habal melífero y melífluo, y compartimos el almuerzo con unos cuantos hormigueros levantados en forma de diminutos conos, con varias bocas para el acopio de alimentos. Hay que ver cómo se afanan estas pobres hormigas obreras en atrapar, una a una o entre muchas, la miga de pan o la corteza para arrastrarla  no a trompa y talega, sino con orden y concierto, e introducirla en la diminuta boca del profundo y oscuro hormiguero. Qué bullicio silencioso, qué afán colectivo general, qué laboreo cívico, mientras la hormiga reina pone miles de huevos y los zánganos van desfalleciendo tras el engañoso apareamiento.

Mauriain es un típico antropónimo latino de posesión, que nos lleva probablemente a Maurus- Maurianun-Mauriani, convertido por metátesis en Mauriain: la finca o propiedad de Maurus, su propietario del terreno contiguo, no solo del monte, en tiempos de Roma. Suben y bajan muchos caminos en el campo de Villatuerta. Uno de ello es la cañada real Tauste-Andía. Por uno, que parece una autopista, a vueltas y revueltas entre trigales en herbal, cebadales ya granados, rodales o manchas de encinos, coscojas, enebros, aulagas y tomillos, llegamos a la cima, convertida en en zona recreativa, con numerosas mesas y bancos de piedra, y un arboreto incipiente en la parte amesetada de la misma.

Pero antes de todo, gozamos de la visión esplendorosa del paisje, abierto por los cuatro puntos cardinales, adobado por un sol templado y un cierzo tranquilo, que hacen un ambiente primaveral perfecto. El contraste entre el verde intenso de los trigales y el azul desvaído de las sierras. El amarillo, casi gualda, de los numerosos campos de colza, que hace vaas banderas con los distintos verdes de los cereals o los marrones de los baldíos. Los pueblecitos de Yerri y Guesálaz colgados de las perchas de colinas y cordilleras. Las láminas azules del pantano de Alloz. Los límites nebulosos de las Sierras de la  Demanda y de Andía. Villatuerta, chaletizada o  villanada, drenada por el río Iranzu. Estella, partida en dos por los peñascales de sus castillos. Oteiza, compacta y prieta en su centro histórico, con sus nuevos bloques sobresaalientes. Lejano, alto y brumoso, Lerín, y Cárcar todavía más.

Parece aquí difícil reencontrar  el castro celtíbero. Pero no. Importa sobre todo aislar el antiguo Fuerte delñ siglo XIX, que ocupa todo el extremo occidental-septentriornal de aquel, con su elevada esructura defensiva de cuatro brazos, cuyo centro, ya destruido, ocupa una monumental cruz, de cuatro basas en tamaño descendiente, y vértice dañado por un rayo, ahora toda caleada, borrados ya los nombres los nombres de los muertos en la guerra civil por Dios y por España. Qué triste que un pueblo no respete siquiera su propia historia cuando esa historia, además, fue vivida por la inmensa mayoría de su población. Debajo de la cruz, una mesa de altar de piedra preside una pequeña explanada, donde se celebra la misa de la popular romería del primer sábado de mayo.

Una vez despejado el Fuerte, construido seguramente con las piedras del viejo oppidum, este ocupa toda la explanada oriental, donde es fácil reconocer la muralla circundante de piedra y tierra y observar los claros fosos-rampas. En el extremo occidental del castro un corro de piedras nos revela seguramente una torre defensiva en este flanco del perímetro. Los numerosos fragmentos de cerámicas y molinos encontrados datan el poblado en la Edad del Hierro y parece que no perduró más acá. Los testimonios de incendio son muchos y revelan un final trágico del poblado. Lo que habría dispersado la población por los asentamientos romanos vecinos de Villatuerta, Oteiza, Estella…

El ayuntamiento de Villatuerta ha tenido el buen gusto de despejar de maleza el recinto, dejar los rosales silvestres o agavanzos y plantar acacias, arces, robles, perales… en toda la superficie. Falta, eso sí, como en tantos sitios, un panel, que explicara, aqui y en la plaza del puebllo, las características del poblasdo celtíbero, el Fuerte del siglo XIX, la cruz… Es decir, la historia, tan importante, de la villa.

* Hoy me entero, mientras escribo esto, de que todas las prospecciones llevadas a cabo sobre los campos de hoyos quedaron enterradas bajo la autovía, los caminos aledaños y los campos de cultivo. Veremos si se salvó alguna en todo el recorrido.