El niño Jesús se ríe
de que a su padre José
le pinten siempre de viejo
o cercano a la vejez,
con barbas blancas y calvo,
o todo eso a la vez.
– Hola, viejo, le pregunta,
¿cuándo vas a responder
a pintores y escultores
para hacerte de valer?
Pero el joven carpintero,
muy herido en su honradez,
a los teólogos culpa
de tanta mentecatez:
– Han pervertido el lenguaje
angélico de Yahvé
y han confundido las cosas
de creer y de comer.
Y el niño entonces le dice:
– Ay, viejo y joven José:
si no sabes defenderte,
nadie te va a defender.
Tienes que salir de casa,
tienes que dejarte ver
y conceder entrevistas
que te den a conocer.
El carpintero sonríe
y el niño Jesús también.