Fue edil, cuestor, pretor, cónsul, procónsul, pater patriae. Sigue siendo el padre de la elocuencia latina. Según Voltaire, escribió los dos libros más hermosos que se han escrito, y el más útil: De officiis (De los deberes). En ese libro, Marco Tulio Cicerón nos dice nada menos que no hay cosa alguna particular por naturaleza, sino o por antigua prescripción, como la de que en otro tiempo se entrara en tierra sin dueño, o por conquistas, como las de quienes se apoderaron de ellas por la guerra; o por leyes, pactos, condiciones o suertes… Nada hay que sea particular por naturaleza, porque sí. Si la propiedad está tan mal repartida en el mundo -el 20% posee el 80% de los recursos humanos-, es porque los hombres más fuertes y poderosos lo han querido e impuesto así. No hay nada de sacro ni fatal en ello.