Nos representó en todo el mundo. Allí donde uno estaba, por allí pasaba la Caballé, con Plácido Domingo y algunos pocos más. Si este no fuera un país tan caínita, a la hora de la despedida de un personaje como éste en el mundo de la lírica, los expertos hablarían sólo de su excelencia artística y los demás nos callaríamos. Pero no es el caso. La mayoría de los comentarios, de los mensajes, de los youtubes… resaltan sus malas relaciones con los nacionalistas catalanes; su reacción airada cuando un conseller le recriminó en una cena el estar casada con un extranjero (aragonés), y cosas así. Hasta su buen amigo y colega José Carreras se extraña moderadamente del poco catalán que se usó en el funeral, seguramente, dice, por voluntad de la familia… La política divisoria todo lo contamina, todo lo empequeñece.