Carlos Garaicoechea, expresidente del Gobierno vasco y fundador-presidente de EA, integrado ahora en BILDU, entrevistado ayer en La Vanguardia y preguntado por el futuro de la reforma constitucional española, respondía: Creo que España, si quiere dar respuesta a su problema territorial, tiene que aceptar el carácter plurinacional con todas sus consecuencias y resignarse a aspirar a dar una solución de tipo confederal a la reivindicación de autogobierno de pueblos como Cataluña y el País Vasco. Pero él tampoco sabe qué es eso de confederal, poque no existe en el mundo, como él mismo reconoce, un Estado confederal. Y no sabe tampoco qué hacer, perplejo, con el futuro de su País Vasco, compuesto, sin que nos haya pedido nuestro parecer, por las Vascongadas (sic), Navarra y el País Vasco francés, al que también sugiere una inédita solución confederal. ¿En qué quedamos? ¿Confederación o independenccia, como a todas horas grita BILDU? Y Confederación en el País Vasco ¿con quién, si Navarra ni el Paías Vasco francés están por la labor? ¿No será que la confederación es ahora el nuevo comodín político nacionalista, con que salir al paso, salir por peteneras, divertirse, engañarse, entretenerse, ganar tiempo, justificar lo injustificable, y seguir soñando inútilmente, como hasta ahora?