Contra la Nación española

En una carta entrañable y llena de sabiduría, que escribe a Sandra Carrasco, hija de Isaías, Ana Velasco Vidal-Abarca, hija también de un asesinado por ETA, dice la benemérita luchadora por los derechos de las víctimas del terrorismo: “El asesinato de tu padre, como todos los demás, es un atentado contra la libertad y contra la democracia, pero también contra la Nación Española, el marco de convivencia que nos ampara a todos y que los terroristas llevan 40 años intentando destruir“. Qué oportuna Ana Velasco. Llevamos algunos de nosotros desde hace mucho tiempo diciendo eso mismo y nadie, ni a la derecha ni a la izquierda, nos hace el menor caso. Todo es hablar de libertad y democracia, los vagos iconos del día, los lemas correctos, lo que se lleva, lo que todos tienen que decir, para no caer en el nefando error del sentimentalismo, del patriotismo, del españolismo. Como si ETA fuera una banda de ultraderecha sin más, fascista sin más, eso (derecha contra izquierda, al fin y al cabo). Hasta podríamos decir que todo crimen y delito, cualquiera que sea, es también un atentado a la libertad y a la democracia. Pero la realidad no es esa. Hay muchos que  no saben aún, o no quieren o no se atreven a decirlo, que el enemigo mayor y específico de ETA es siempre España, la Nación Española y, consecuentemente, el Estado Español y todos los que le sirven de una u otra manera. Y mientras esto no se sepa, no se diga, no se escriba, la confusión será la que es. Por eso Ana Velasco hace bien en volver a remacharlo: “Los 28 años que separan el asesinato de tu padre y el del mio son la prueba más palpable de lo que es ETA y de lo que seguirá siendo, si no acabamos con ella. Durante estos años he visto las diferentes estrategias que los sucesivos gobiernos han ido acometiendo para tratar de erradicar el terrorismo de nuestro país. He visto grandes errores, he visto confusión, he visto ignorancia, en algunos casos inocencia, otras veces falta de escrúpulos o de ética; he sentido muchas veces desánimo y a veces esperanza. Pero he mantenido siempre mi convencimiento de dos certezas: el enemigo de ETA -a quien odian- es  España, no los partidos políticos, y sólo podemos derrotarla desde la unidad y desde la firmeza, haciendo que pierdan toda esperanza de conseguir sus objetivos mediante el crimen y mediante esa trampa llamada eufemístiamente negociación“.