Así sucede también cuando el poder judicial no está separado del poder legislativo y del ejecutivo. Estando unido al primero, el imperio sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario, por ser uno mismo el juez y el legislador, y estando unido al segundo, sería tiránico, por cuanto gozaría el juez de la fuerza misma que un agresor.
Así escribe Charles Louis de Secondat, señor de La Brède y barón de Montesquieu (1689-1755), en su libro De l´´Ésprit des Lois, referente universal sobre la división de poderes y la democracia.
¿Qué diríamos si el Gobierno de cada país eligiera la mayoría de los diputados, o si los jueces eligieran la mayoría de esos mismos diputados, o la mayoría de los ministros del Gobierno, incluido a veces el ministro de Justicia?