«Corruptos y sinvergüenzas»

 

        Se le han reído demasiadas gracias y gracietas y el que se las daba de humilde y pedía perdón en las cadenas  de televisión y radio por su arrogancia, Pablo Manuel Iglesias Turrión, ha devenido cada día más arrogante, y hasta faltón e insultón. Vaya, que se ha desmelenado y descoletado, sobre todo al no lograr ser, tras las elecciones del 24 de mayo, ni la primera ni la segunda fuerza nacional. Ahora, al verse formando parte de un Gobierno nacionalista-independentista vasco en Pamplona y en Navarra, junto a los herederos de ETA-Batasuna, ha insultado a toda UPN llamándoles corruptos y sinvergüenzas y, lo que es mucho peor, acusándoles de  «usar la memoria de las víctimas» para poder ser alcalde de Pamplona. ¡Y lo dice el amigo y colaborador íntimo de los pillos Monedero y Errejón, y de Tania Sánchez, imputada por corrupción en el ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid, y él mismo acusado de haber pagado en negro a sus compañeros de trabajo en La Tuerka, que es tan corrupción como cobrar varias dietas en un día!  La hija de Tomás Caballero le ha respondido con brío que le mire a los ojos y que se lo diga a la cara, mientras UPN prepara una querella contra el vocinglero injuriador. Era de temer que, cualquier día, quien han sido tan complaciente con los herederos de ETA-Batasuna hace mucho tiempo, saliera con una de éstas. Los leninistas españoles, desde los años treinta, por muchos versos y prosas patrióticos que nos dieran, siempre han hecho, a la hora de la verdad, no siendo ellos independentistas de por sí,  causa común con separatistas e independentistas en Cataluña, Euskadi y donde fuera, dentro de la «Confederación Ibérica de Repúblicas Sovièticas», no en Rusia, en China o en Cuba, precisamente. Coinciden tan sucias y repugnantes acusaciones con las bellas palabras de Urkullu en San Sebastián, ya liberado de Bildu, pidiendo perdón una vez más, tan tardíamente, por el olvido de las víctimas del terrorismo -¡debía haber dicho: de las víctimas de ETA!-, y asegurando que no se puede avanzar en la historia queriendo justificar ese terrorismo. Pero, mientras tanto, en Pamplona, el PNV no hace ascos a un Gobierno con los herederos de ETA-Batasuna, cosa que no necesita en Euskadi,  y hace alcalde de la capital navarra a  uno de ellos. Intolerable contradicción moral y política.