Hoy ha sido también el presidente Pedro Sánchez y Pérez Castejón, hablando por televisión. Y su ministro de Asuntos Exteriores y terror de los embajadores somnolientos, José Manuel Albares Bueno, también en el mismo medio. Los he visto y oído con estos ojos y estos oídos, ya muy desgastados, pero todavía activos y alertados. Llevo un largo tiempo viendo y oyendo al jefe de la Oposición, Alberto Nuñez Feijóo, cometer el mismo dislate.
No saben distinguir ninguno de los tres, además de otros muchos políticos y hombres públicos, el deber (verbo de obligación) y el deber de (verbo de probabilidad y suposición). Y a cada paso, cuando quieren decir una frase que indique un deber, un tener que…, dicen guapamente, gentilmente: debe de o deben de, destruyendo o aguando así el sentido de la expresión, dando una mala lección de gramática a los oyentes y teleoyentes, revelando pocas lecturas correctas, animando también ellos al pueblo soberano a malimitar a sus mayores.
¿No hay nadie por ahí que llegue hasta ellos y les haga una suave pero firme corrección gramatical y fraterna?