Descanso en la huída a Egipto, de José Ribera

(Museo de Bellas Artes de Cordoba)

De azul y rosa María,
y una cara de coral,
una mano en el infante
y otra mano en un pañal,
da de mamar a su hijo
grandullón y hasta voraz.
Grandullón como dos ángeles,
que, en ofrenda celestial,
cogen flores de un cerezo
que acaba de florear.
José, de marrón y negro,
y con barba patriarcal,
recostado sobre un tronco
providencial,
ensimismado sonríe,
protector y paternal.

Huyendo del rey Herodes,
el Faraón de Judá,
al nuevo Moisés, Jesús,
tambien le quieren salvar.