Día triste, tristísimo para cualquiera consciente de la tropelía histórica que se ha firmado hoy, añadida a otras tropelías anteriores de menor cuantía. Se han traspasado muchas líneas rojas y muchas fronteras, no sólo políticas, sino sociales y morales. Costará mucho tiempo volver a la decencia y al sentido común. Y ahora solo queda, más que retar a los inicuos perpetradores de esta infamia que la administren, con mucho más más de media España en contra, lo que puede ser alivio pasajero, apencar cada uno de nosotros con el deber que para tiempos agónicos nos dicte nuestra conciencia.