La Historia y la Tierra
Sujeta la historia a la geología y limitada por el clima, está claro que la geografía es la matriz de la historia, su madre nutricia y su severo hogar. Las grandes civilizaciones coinciden con los grandes ríos y con las salidas al mar. Desde la batalla de Salamina (480 a.C.) hasta la derrota de la Armada Invencible (1588), las orillas norte y sur del Mediterráneo fueron los asentamientos rivales de la supremacía del hombre blanco. Pero a partir de los viajes de Vasco de Gama por Oriente y de Colón por Occidente, terminó la supremacía mediterránea y las naciones atlánticas extendieron su dominio sobre la mitad del mundo: España y Portugal, en primer lugar, y luego Holanda, Inglaterra, Francia…, hasta los Estados Unidos de América de hoy.
A los ríos sucedieron los mares. A los mares, los aires. A la poderosa marina sucedió y multiplicó su poder la aviación. Si la Royal Army hizo posible un día el Imperio Británico, la actual flota aérea norteamericana de hoy, seguida de cerca por la de China y Rusia las hace potencias mundiales.
Y a los aires sucede, lógicamente, el espacio. Aunque parezca solo su prolongación o su totalidad, es mucho más. Es una prolongación del mundo y, en principío, tiene como objetivo nuestro sistema solar dentro del universo. Quien domine el espacio dominará los aires, los mares y toda la Tierra.
Nunca la Geografía estuvo tan hermanada con la Historia.