Dios y la Patria -escribe el catedrático filosofía en la universidad de Gotemburgo, Víctor Lapuente, en su libro Decálogo del buen ciudadano (2021)-, dos conceptos que suenan a rancios y a viejos, son las ideas más progresivas de la historia de la humanidad, las lanzas más certeras que hemos diseñado para atacar el problema de nuestros problemas colectivos: nuestra proclividad a sentirnos superiores a los demás. Un ideal de trascendencia nos libera. Y la encarnación más pura de la trascendencia, según Todorov, es la moralidad.