Doctrina y deleite

 

        Escribe el gran Vicente Espinel en el prólogo a su Vida del escudero Marcos de Obregón (1618) que ni siempre se ha de ir con el rigor de la doctrina, ni siempre se ha de caminar con la flojedad del entretenimiento; lugar tiene la moralidad para el deleite, y espacio el deleite para la doctrina; que la virtud -mirada cerca- tiene grandes gustos para quien la quiere, y el deleite y el entretenimiento dan mucha ocasión para considerar el fin de las cosas.

Sublime consejo, siguiendo siempre al maestro Horacio, al que citan todos los autores del manierismo y del barroco españoles, que nos anima a cultivar siempre, en lecturas y escrituras, lo útil junto a o dulce, lo dulce junto a lo útil, la doctrina junto al deleite y el deleite junto a la doctrina, siendo como es la doctrina deleitosa y el deleite doctrinal para los amigos del deleite y de la doctrina.