Domingo de Resurrección

 

        (Los poemas sobre el domingo de Pascua y siguientes días pascuales, pueden verse en este cuaderno de bitácora, año tras año, desde 2006)

La visita al sepulcro

Jn 20, 1-9

                       (Los relatos pascuales  son un desarrollo narrativo y teológico de lo que experimentaron los discípulos en los acontecimientos pascuales a raíz de la verdad de la resurrección y glorificación de Cristo. Los relatos pascuales son verdaderas construcciones  teológicas.

Como tales construcciones, los relatos pascales visualizan y dramatizan acontecimientos únicos, que no se pueden describir fácilmente, pues se trata de una experiencia que los hombres no pueden inventar ni descubrir racionalmente. No se pueden, por eso, leer al pie de la letra, literalmente. El Resucitado es solo alcanzable mediante el lenguaje simbólico, la forma más propia para expresar la experiencia religiosa. Los evangelistas, a través de significantes varios -ver, tocar, oír al Resucitado o a seres celestes-, lo que intentan es  comunicar diversos significados teológicos, históricos o apologéticos. Nunca pretendieron afirmar que el Resucitado fue visto en forma física y sensorial, lo que no obsta para que fuera real. Como cuando hablamos de Dios).

Comienzo de un tiempo nuevo.
Primer día semanal.
María, la de Magdala,
la discípula leal
seguidora de Jesús,
ha querido madrugar
y ha visto la luz del día
aventar la oscuridad.

Es la primera que ve
la novedad.
Ve «la piedra removida»,
ve «los lienzos en el suelo»,
y ve el «sudario enrollado»
en diferente lugar.
Corre y dice a los discípulos
lo que acaba de encontrar.

Corren Pedro y un amigo,
el discípulo ideal
predilecto del Maestro,
pero este corre más,
aunque no entra en el sepulcro,
por deferencia quizás
a la autoridad de Pedro
o a su edad.

Pedro ve también los signos
de la muerte removida
de su poder sepulcral,
pero duda, porque es duro
de pelar.

Solo el discípulo amado
cree allí sin rechistar,
poque el amor tiene cosas
que es imposible explicar.

Los  Doce no comprendieron
hasta ese día cabal,
ni con la Escritura en mano,
eso de resucitar.
Lo dice, ni más ni menos,
el evangelista Juan.