El Canal de Castilla

 

         Un de nuestras escapadas desde Carrión de los Condes, segunda etapa de las Edades del Hombre fue al Canal de Castilla, que nunca había yo visto bien, acostumbrado desde niño al canal que trae las aguas del río Salado desde el embalse de Alloz a la estación hidroeléctrica de mi pueblo.

Fue el Canal de Castilla una de las obras de ingeniería hidráulica más importantes de las llevadas a cabo en España durante los siglos XVIII y XIX, que tenía como fin facilitar el transporte del trigo castellano hacia los puertos del norte. ¡Una imitación lejana del transporte por vía fluvial desde Egipto al puerto de Alejandría y a los países del Mediterráneo! Fue el marqués de la Ensenada, ministro de Fernando VI, su primer promotor. Solo se llegaron a construir, dadas las dificultades técnicas y económicas, tres ramales de los cuatro que debían partir de Segovia y llegar hasta Reinosa. Las obras comenzaron en 1753 y terminaron en 1849. Su anchura varía entre 11 y 22 metros a lo largo de 207 kilómetros, desde Alar del Rey (ramal Norte), tomando las aguas del Pisuerga, hasta Medina de Ríoseco (ramal de Campos) y Valladolid (ramal Sur). En los años 1850-1860, su época más floreciente, más de 360 barcas surcaban el Canal. La apertura de una línea férrea paralela fue la principal causa de su declive, pero el Canal siguió hasta hoy mismo proporcionando, además de agua de boca y de riego, otros usos derivados de la fuerza motriz: fábricas de papel, de harina, cueros y armas, molinos, batanes, e incluso astilleros. La navegación solo se abandonó del todo en 1959.

El turismo rural ha sido otro de los mayores aprovechamientos del viejo Canal. Varias veces nos detenemos para ver las esclusas que salvan el desnivel del terreno o para andar un rato por los placenteros caminos de sirga, caminos abiertos a cada lado  para permitir el paso de los animales que tiraran de las barcazas llenas de cereal, convertidos ahora en vías cicloturísticas, ya que en sus orillas han crecido, en un primer  nivel, carrizos y espadañas; luego, bosques de galería (olmos, chopos negros, fresnos, álamos blancos, sauces, alisos…), y una tercera franja de arbustos.

La primera vez que nos detuvimos para verlo fue antes de llegar a la Provincia de Palencia, todavía en la de Burgos, en término de Melgar de Fernamental, donde, tras ponerse en explotación el Canal, se instaló la Real Fábrica de Curtidos y una fábrica de harinas, a lo que siguió un pujante comercio de granos y el célebre mercado semanal de los jueves. Allí almorzamos, cerca de una casa cerrada, con un bello parque aledaño, y de un barquito turístico varado en la orilla, uno de los que recorren el Canal en los dos meses de verano, y al que no llegamos a tempo.

Hoy hemos ido directamente al sur de la Provincia, entre San Cibrián de Campos y Monzón de Campos, al municipio de Ribas de Campos, en cuyo término llamado Calahorra de Ribas, se juntan el río Carrión, que baja de norte a sur, entre una espesa fronda,  haciendo curvas y hasta rosetas, abriéndose en varios brazos, y el Canal de Castilla, que cruza de nordeste a suroeste, tras dejar en la cercana Laguna de la Toja uno de los varios humedales costeros, que albergan a lo largo del cauce  más de un centenar de aves nidificantes, invernantes o migratorias.

Aqui se encuentra la triple esclusa, 22, 23 y 24, del ramal norte. Don Gaspar Melchor de Jovellanos que las visitó en 1791 declaró que eran las más altas y mejores de todas. Fueron las que salvaron el salto más alto de todo el Canal. Aqui el ingeniero español, Carlos Lemaur, originario de Francia, y el capitán de Marina, Antonio de Ulloa, eligieron el sitio para comenzar el magno proyecto.

Aqui nos quedamos contemplando desde el pretil del puente esclusero el salto esplendoroso del agua sobre este ingenio hidráulico. Bajamos desde el puente por la ribera norte, cerca de las ruinas del antiguo parador con peligro de derrumbe; hacemos unas fotos refrescantes y subimos luego hasta el otro lado, donde hay un pequeño parque cerca de una casa cerrada, que debió de ser de la administración del Canal, buen sitio para comer. En el centro del mismo se erigió un pequeño monumento de piedra (agosto de 1791) para conmemorar la confluencia de las aguas del Pisuerga y del Carrión:

En el reinado del Señor de Don Carlos IV y de su esposa Doña María Luisa María, a expensas del Real Erario, siendo Ministro de él el Excmo. Señor Conde de Lerena, bajo cuyas órdenes dirigió la obra el Coronel luan de Homar, Caballero de Calatrava. Era el Conde de Lerena Don Pedro López de Lerena y Cuenca, Ministro de Hacienda en aquellos años.

 En los alrededores de las esclusas se levantaron el parador mencionado para todos los que caminaban por las sirgas, dos molinos y un batán de paños  a fin de aprovechar la potencia del salto de agua. Un poco más abajo desembocan aguas del Canal en la parte izquierda del Carrión, mientra por la derecha el Canal las recibe de aquél para distribuirlas mundo adelante entre trigales y pueblos de pan llevar.