Antes de la conferencia de prensa, tuvo lugar la 21ª congregación general, presidida por el papa, que agradeció el trabajo de todos. Cerró el turno de intervenciones el cardenal mexicano Carlos Aguiar, uno de los 12 presidentes delegados del Sínodo, quien recordó a san Pablo VI, cuando en pleno Concilio Vaticano II, mediante la encíclica Ecclesiam suam, reivindicó la legitimidad de estos foros consultivos, reflejada en los trabajos del presente Sínodo.
El papa Francisco había intervenido el día 25, en la 18ª congregación general y respondió indirectamente a algunas intervenciones que habían puesto en duda la validez de este Sínodo, al que llegaron a calificar como mera asamblea eclesial, carente de mayor autoridad:
–Me gusta pensar la Iglesia como pueblo fiel de Dios, santo y pecador, pueblo convocado y llamado con la fuerza de las bienaventuranzas y de Mateo 25. (…) Jesús, para su Iglesia, no asumió ninguno de los esquemas políticos de su tiempo: ni fariseos, ni saduceos, ni esenios, ni zelotes. Ninguna `corporación cerrada; simplemente retoma las tradiciones de Israel: `Tú serás mi pueblo y yo seré tu Dios´ . Me gusta pensar la Iglesia como ese pueblo sencillo y humilde que camina en la presencia del Señor, el pueblo fiel de Dios. Este es el sentido de nuestro pueblo fiel. Y digo `pueblo fiel´ para no caer en tantos enfoques y esquemas ideológicos con que es reducida la realidad del pueblo de Dios.
Y citando la Lumen gentium del Vaticano II, recordó que el pueblo fiel no puede no ser infalible in credendo. Porque, si el Magisterio es el encargado de enseñar lo que cree la Santa Madre Iglesia, cuando queremos saber lo que cree la Iglesia hay que ir al pueblo fiel: Los miembros de la jerarquía venimos de ese pueblo y hemos recibido la fe de ese pueblo, generalmente de nuestras madres y abuelas. ««`Tu madre y tu abuela´, dice Pablo a Timoteo, una fe trasmitida en dialecto femenino, como la Madre de los Macabeos, que les hablaba en dialecto a sus hijos. Y aquí me gusta subrayar que en el santo pueblo de Dios la fe es trasmitida en dialecto y generalmente en dialecto femenino
Y aquí se extendió Francisco sobre la Iglesia como mujer y madre, y sobre las mujeres que son las que mejor la reflejan, porque las mujeres saben esperar, saben descubrir los recursos de la Iglesia, del pueblo fiel, se arriesgan más allá del límite; La Iglesia es femenina, es esposa, es madre.
A sus palabras finales criticas con los excesos de ciertos ministros que maltratan al pueblo de Dios y desfiguran el rostro de la Iglesia con actitudes machistas y dictatoriales, siguió el revolcón que dio a este mismo clericalismo la hermana colombiana Gloria Liliana Franco: lista de precios de los servicios sacramentales en los despachos parroquiales; sastrerías eclesiásticas de sotanas y sombreros: príncipes de la Iglesia; promociones episcopales; ascensos de carrera: El clericalismo es un látigo, es un azote, es una forma de mundanidad que ensucia y daña el rostro de la esposa del Señor, esclaviza al pueblo fiel de Dios.