El frío Supercontinente

Venía yo de ver y oír la información meteorológica sobre el frío siberiano que nos llegó -¡no es para tanto!-y sobre la nieve, que apenas llega, al menos a Pamplona, cuando me inmergí en un pograma de la TV2 sobre el movimiento de las capas tectónicas del planeta Tierra, camino del Supercontinente del futuro. Hablaron durante muchos rato varios científicos, estudiosos de ciertos puntos neurálgicos de nuestro mapa actual: Islandia, el Gran Cañón de Colorado, el Valle del Rift en África… Sí, el mapa actual de nuestro mundo se ha movido mucho durante cientos de millones de años, se mueve y va a seguir moviéndose: fallas, volcanes, ríos de lava, terremotos, impactos de meteoritos, huellas de dinosaurios… son sólo algunas señales y signos de esta permanente evolución. Según la mayor parte de esos científicos, los continentes del sur presionarán y chocarán, un día, sobre / contra los del norte; gigantescas montañas se levantarán; desaparecrá la obra secular del hombre; volverán las glaciaciones, que lo cubrirán y lo helarán todo… Y, si queda algún resto humano, o llega de otros planetas algo similar a lo que somos los hombres hoy, tal vez encontrarán, después de muchos esfuerzos, algunos de los restos de nuestra espéndidas ciudades, de nuestro espléndido  tesoro cultural humano. Como nosotros hemos encontrado, después de varios siglos, las huellas de los dinosaurios,  los huesos de los animales muertos por el polvo de los volcanes, o, en el mejor de los casos, los restos de los habitantes de Pompeya y Herculano, junto a sus ajuares y viviendas, sepultados por el Vesubio. – El frío del superplaneta Tierra del futuro me caló mucho más que el frío siberiano, que me ha hecho cubrir con bolsas las plantas de mis jardineras, y con plásticos los tiestos del pequeño jardín de mi minúscula terrraza del sur.