Lamentaba ayer en DN mi amigo Luis Landa que desde 2016 diversos partidos hayan querido relanzar en la misma jornada de la fiesta de San Francisco de Javier el Día internacional del euskera y el día del pueblo vasco. ¿Quieren erradicar, según él dice, la tradición cristiana? Más bien, según parece, quieren aprovecharse de ella, en un gesto plenamente nacional-católico, que ellos suelen teóricamente denigrar, confundiendo lo político con lo religioso. Es como si los partidos catalanes, dando por buena la venida de San Pablo a Tarragona, celebraran, en la fiesta del santo apóstol, el Día internacional del catalán, o los partidos gallegos, en la fiesta de Santiago, el Día de la lengua gallega…, porque tal vez los que descubrieron su sepulcro hablasen también gallego.
En nuestro caso, dan por cierta la lengua vasca de Francisco de Javier, cosa que está por demostrar, y que su mejor biógrafo en lengua española, el guipuzcoano jesuita P. Recondo, tras 40 años de investigaciones, no pudo ni supo aclarar. ¡No lo sabemos! El mayor de los argumentos a favor, la atribución del idioma vizcaíno por el propio santo, lo rebate Recondo recordando que en los siglos XVI y XVII vizcaíno era la lengua castellana hablada por vascos o hijos de vascos, como en el episodio del vizcaíno de El Quijote.
Pero, por fortuna, San Francisco de Javier, patrono de Navarra y de todo lo que se le quiera añadir, es patrono universal de las misiones católicas, de todos los misioneros, y de numerosas comunidades cristianas de la India, Japón, Indonesia, Malaca… y de todo el mundo.