Tras los cuatro foros ya tenidos por el Camino Sinodal alemán, el pasado 29 de junio les llegó desde el Vaticano una Declaración, sin firma, en la que se ponían algunos puntos sobre las ies: Para tutelar la libertad del Pueblo de Dios y el ejercicio del ministerio episcopal parece necesario precisar que el Camino Sinodal en Alemania no tiene la facultad de obligar a los obispos y a los fieles a asumir nuevos nuevos modos de gobierno y nuevas formulaciones de doctrina y de moral. (…) No sería lícito poner en marcha en las diócesis, antes de un acuerdo concordado a nivel de la iglesia universal, nuevas estructuras o doctrinas que representarían una herida a la comnión eclesial y una amenaza a la unidad de la Iglesia. Se insiste luego en el camino sinodal unido que está recorriendo la Iglesia universal y se recuerda de manera explícita, aunque sin concretar más, el fracaso histórico de ciertas iniciativas autonomas a lo largo de los siglos, a la vez que se remarca la centralidad de la evangelización y del sensus ecclesiae-
Parece que la Declaración la escribió en español el mismo papa, quien, en una reciente entrevista con el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, le habría dicho con su peculiar ironía: En Alemania existe una Iglesia Evang´´elica muy buena. No hay que querer dos. Lo cierto es que en Alemania la división entre los mismos obispos y entre los grupos y movimientos católicos es grande en este punto, aunque una gran mayoría está por la reforma, a veces muy avanzada, en casi todos los temas.
Irritados respondieron la presidente del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), y el presidente de la Conferencia Episcopal a la Declaración del Vaticano. Ellos no buscan crear un cisma ni una camino alternativo al margen de la Iglesia, sino exponer claramente los casos, en lo que, en su opinión, son necesarios cambios. A la vez que se alegran de que el Vaticano se fije en la iniciativa alemana, lamentan no haber sido invitados para aclarar las posibles sospechas sobre el devenir del Camino Sinodal. Saben muy bien que las decisiones de la Asamblea no tienen efectos jurídicos por sí mismos y recuerdan que sus reglamentos ordenan que las decisiones cuyas materias están reservadas a una regulación eclesiástica universal serán trasmitidas a la Sede Apostólica como voto del Camino Sinodal.
No se amilanaron tampoco los católicos elegidos para formar parte del Camino Sinodal. El cuarto foro del mismo se celebró el Franckfurt los días 8, 9 y 10 de septiembre. Entre los muchos extremos doctrinales y de acción que se aprobaron resaltan la igualdad de la mujer en todos los campos de responsabilidad y acceso a los ministerios ordenados, así como la revaluación de la homosexualidad en todos los ámbitos de actuación, rechazando las llamadas terapias de conversión y la exclusión de homosexuales en los ministerios eclesiasticos. Ambos cambios doctrinales fueron aprobados por amplísima mayoría de obispos y laicos. Solo el texto sobre la nueva moral sexual de la Iglesia, aprobado por la gran mayoría de laicos, fue vetado -minoría de bloqueo-, por el voto negativo de 21 obispos, mientras 33 de ellos votaban a favor.
Otros puntos de la dogmática y de la moral cristiana han sido ya debatidos en los foros anteriores, y volverán a ser votados definitivamente en el quinto y último foro de marzo próximo: poder y separación de poderes en la Iglesia; el celibao sacerdotal; la intercomunión con los hermanos protestantes; el acceso a los sacramentos de los divorciados y vueltos a casar; la reforma del proceso de nombramienos episcopales…
s