Nuestra vecina, la reconocida soprano Ainhoa Arteta, ha sido una de esas personas escogidas por la revista para comentasr el precioso mensaje del papa Francisco. Comienza por evocar la muerte de su madre y la comunión de su hija, y se dehsace en elogios del papa, a quien ha seguido de cerca en esta Pascua. Confiesa que reza el rosario todos los días y que está en varios grupos de Whatsapp en los que rezan en comunidad, queriendo volver como personas y como católicos a la figura de Cristo, esencia de la cristiandad, para dejarse interpelar por Dios, único que nos puede ofrecer una verdadera respuesta en estos momentos. Consciente de que a los cristianos nos compete lanzar un mensaje de resurrección, confía en que la gente aprenda las lecciones de la pandemia, volviéndonos má humanos y más espirituales.
Yo también lo percibo -escribe- en mí cuando me dispongo a rezar.Lo que yo denomino mi puchero de oración, cada vez es más amplio y acogedor para incluir a tantos que están sufriendo, a tantos que están dando la vida en Ifema, a los que conozco y no conozco. Lo lejano se esta haciendo cercano. Quiero creer que todo esto lo llevamos ganado para el día después y nos va a ayudar paa hacernos más fuertes entre todos y para todos.
Cuando le preguntan por su profesión en un futuro próximo, cree que seguriá teniendo trabajo, pero no tendría problema en volver al caserío, y plantar sus patatas, y cantar en la misa los domingos con su padre que toca el órgano. Espera que seguirá cantando -una verdadera necesidad- hasta debajo de la losa, si no puede hacerlo ante un gran público. Al papa le cantaría Morgen (Mañana) de Johann Strauss, que habla de encontrarse y mirarse a los ojos, sin decirse nada, porque saben lo que han pasado. Y, si se topase con Francisco, le comería a besos, y sería una de sus mayores ilusiones de su vida poder entonar una Ave Maria con él y para él por todo lo que está haciendo por nosotros.