Intentamos medirlo -los años, los meses y los días-,
domeñarlo a nuestro gusto,
ganarlo y traerlo a mandamiento.
Pero el tiempo nos rige, de pies a cabeza.
con su socio el espacio.
Sin el tiempo somos nadie.
Somos tiempo con un poco de buena voluntad
de vivir.
Hasta que quiera.
Y como quiera.