El universo en expansión

Acabo de ver en la TVE-2 un espectacular programa norteamericano sobre el papel de los mayores telescopios del mundo y el telescopio espacial Hubble en memoria del astrófísico (Edwin Hubble) que ya en 1929 descubrió el fenómeno del universo en expansión, aunque el canónigo,  matemático y astrofísico  de Lovaina, Georges HJE Lemaitre, se le había adelantado. Me fascinan los libros, los reportajes, los programas acerca del universo, a una con la contemplación del cielo estrellado. El  programa nos ha dejado ver, como yo nunca había visto, una serie de fotografías tomadas por el Hubble, en estos últimos años, de miles de galaxias, aun de las más remotas -hasta 12.000 millones de años luz-, con unos colores vivísimos y una diversidad de figuras («geométricas», «metálicas», «vegetales», «abstractas»..), que me han dejado no sólo pasmado, sino arrebatado. Ver desde nuestra sala de estar, tan  de cerca, las mayores conquistas humanas en el espacio, que cada día se expande a mayor velocidad, a través de un telescopio  colocado a  600 kiilómetros de la Tierra, es algo prodigioso y hasta ahora inconcebible. Hoy los mejores astrónomos están acordes en afirmar que el universo no es eterno –dogma desde los griegos hasta bien poco de todos los que negaron siempre la creación divina y sostuvieron la eternidad del mundo-, y que tiene 13.700 millones años de existencia. El programa, que contaba con los testimonios de los mejores astrofísicos norteamericanos, como los primeros descubridores de la  radiación cósmica (microondas) dejadas por el Big-Bang, Arno Penzias y Robert Wilson (premios Nobel de física 1978), ha tratado después sobre las estrellas supernovas y la materia negra (invisible) junto a  la más ignorada aún energía negra, que llenan, ambas, el 95% del universo, por lo que sólo conoceríamos el 5% del mismo. Todavía estoy viendo las visiones que acabo de ver.Qué bien perdernos de vez en cuando por el universo, que es tan nuestro como la tierra que pisamos, para alabar al Creador, engrandecer nuestro espíritu, alargar nuestros sueños, relativizar (en sus justas proporciones) todo lo terreno y huir como de la peste de cualquier mezquindad…