Con el título Perspectivas sociales y del empleo en el mundo, publicó hace unos meses la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con sede en Ginebra, un breve folleto, que merece la pena tomar muy en serio; En las dos últimas décadas, la pobreza se ha reducido en la mayoría de los países. Pero se ha observado un desequilibrio y una fragilidad en las ganancias, sobre todo en los paises desarrollados, donde se ha incrementado la pobreza. Sin una mayor creación de empleo de calidad, no se alcanzará el objetivo de poner fin a la pobreza para 2030. Por lo tanto, es esencal enfrentarse a los obstáculos necesarios para acabar con aquélla mediante una tansformación de los empleos: en primer lugar, ampliando la base productiva mediante la promoción de empresas sostenibles; en segundo lugar, consolidando los derechos laborales y las instituciones del mercado de trabajo; en tercer lugar, mejorando la eficacia de las políticas sociales y de empleo, a la vez que ampliando su alcance; finaalmente, dedicando los recursos suficientes para llevar a buen término la estrategia. El futuro del trabajo y el final de la pobreza son las dos caras de la misma moneda. En la lucha contra la pobreza hay que tener en cuenta los nuevos acontecimientos que están dando forma al mundo del trabajo: cambios tecnológicos, nuevos patrones de globalización… Sin embargo, la concreción de estos beneficios potenciales (v.g.,, la proliferación de aparatos móviles en África) no será automática y general en los casos de los grupos más vulnerables. Por eso es urgente que los países pongan en acción el tipo de estrategias que este Informe promuve, pero adaptándolas a las transformaciones actuales del mundo del trabajo. Sólo así podrán aportar una contribución esencial al cumplimiento de la Agenda 2050 para el Desarrollo Sostenible.