En Portugal (XIII)

 

Mata do Bussaco

 

Los frailes carmelitas descalzos portugueses,
reformados y reformadores,
sabios expertos en cuestión de soledades,
eligieron en 1628 el bosque de Bussaco
Mata do Bussaco-,
parte de la Sierra del mismo nombre,
de 547 metros de altitud,
cerca de Coimbra,
donde un viejo monasterio, siglo VI,
de la preclara Orden de San Benito,
rodeado de pinos, cipreses, robles y encinas,
y allí levantaron un ascético convento carmelita
en lo que ellos llamaron desierto,
según sus prístinas y santas tradiciones.

Con tiempo y trabajo
extendieron aquella lejana y barata propiedad
hasta 400 hectáreas,
la cercaron de una tapia de piedra de 5.750 metros de perímetro,
cultivaron feraces tierras de labor,
diseñaron y plantaron jardines.
levantaron once ermitas en todo el territorio,
trazaron un bello vía-crucis,
abrieron sendas y caminos,
alumbraron fuentes, eligieron miradores,
y, sobre todo,
con la ayuda de todas los conventos carmelitas del mundo,
trajeron a Bussaco setecientas especies arbóreas,
muchas no conocidas en Europa:
abetos del Himmalaya,
eucaliptos de Tasmania
alcanforeros de Japón,
acacias australianas,
araucarias brasileñas,
fresnos del Pensilvania,
ginkgos biloba y palmeras asiáticas,
secuoyas, tilos y tuyas de Méxiico y Texas…
cedros del Cáucaso…
Plantaron, replantaron y extendieron
las especies autóctonas comunes:
hayas, olivos, alcornoques
olmos, tejos, lentiscos…
Un día del papa Urbano VII consiguieron
una bula que excomulgara
a todos los que talasen o degradasen
el bosque sagrado y encantado,
que no solo fue un templo natural de oración y silencio,
sino que atrajo a todos los grandes dendrólogos del mundo.
Desde la Fuente Fría
rodaba y rueda el agua hasta el  verde valle de los helechos
entre calas, hortensias, rododendros, pseudo plátanos.

 

Las leyes laicistas de 1834 sacaron de los conventos
a las Órdenes religiosas de Portugal.
Una parte del ascético convento  carmelita fue después convertido
en palacio de caza de la Casa Real portuguesa,
más tarde en un lujoso
Palace Hotel Bussaco.
¡Pintoresco remedo  de la Torre de Belem,
Monasterio de los Jerónimos
o Convento de Cristo de Tomar!
Y muchos coches de alta gama en derredor.